Ante el tenso ambiente eurofóbico que está teniendo lugar en el parlamento inglés, el primer ministro conservador, David Cameron, se ha comprometido a celebrar un referéndum sobre la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea.
El compromiso se refiere al caso de volver a ganar las elecciones en 2015, de modo que se pondrían en marcha los mecanismos legales para permitir la celebración de la consulta popular para el año 2017.
Esta decisión ha sido considerada por la opinión británica como una estrategia política en un intento de apaciguar a los tories euroescépticos de su propio partido sin llegar a alarmar a la facción demócrata más defensora de la permanencia en la Unión Europea.
El paso ha sido dado por el primer ministro ante el anuncio de hace dos días de unos setenta diputados del partido conservador de Cameron, incluidos varios ministros de su gabinete, de votar este miércoles en Westminster una enmienda -presentada por el diputado John Baron, de la facción más dura de los tories- reclamando que sea introducida ya en la agenda de este año la iniciativa legislativa para el referéndum sobre la salida de Gran Bretaña de la UE.
Sin embargo, la propuesta de Cameron no ha satisfecho a los diputados rebeldes, que consideran que no es suficientemente buena y que no existe garantía alguna de que termine por convertirse en ley. Con toda probabilidad, por tanto, la enmienda de Baron continuará su cauce y será debatida y votada mañana.
Por otro lado, la presión sobre Cameron no procede sólo de su propio partido sino también de la alarmante presencia que está adquiriendo el Ukip, el partido independentista británico, que en las últimas encuestas realizadas ha mostrado un impresionante ascenso en perjuicio de los tres grandes partidos británicos -Laborista, Conservador y Liberaldemócrata-, que han retrocedido al mismo tiempo cuatro puntos cada uno, algo sin precedentes en la historia de estos sondeos.