A petición propia para explicar la situación de la economía española, el ministro Luis de Guindos compareció en la tarde de ayer en la Comisión de Economía del Congreso, donde mostró, con respecto a las perspectivas económicas del país, un optimismo tan desbordante en su exposición inicial, que despertó el recelo general de los grupos de la oposición.
El relato de logros y beneficios para la sociedad que, según el ministro de Economía, ha alcanzado el Gobierno del Partido Popular con su gestión económica a lo largo de 2013, y la descripción de las alentadoras perspectivas para 2014, fueron tildadas por el diputado socialista Miguel Ángel Cortizo como “literatura fantástica” y dejó al diputado de IU Alberto Garzón “patidifuso”.
Según De Guindos, “hemos dejado atrás la recesión e iniciamos una nueva senda en la que será clave continuar con las reformas y con el control de las cuentas públicas”.
En la “nueva senda” iniciada, el ministro de Economía se mostró satisfecho y feliz con la “corrección de los desequilibrios macroeconómicos acumulados”, tales como la reducción del déficit público cumpliendo con los objetivos del programa de estabilidad exigido por la Unión Europea y “garantizando, al mismo tiempo, la sostenibilidad de las políticas públicas que sustentan nuestro estado del bienestar”.
Entre los grandes logros, el ministro mencionó el crecimiento del PIB en un 0.3%, la moderación de la inflación que mejora el consumo privado, el descenso del endeudamiento de las familias y las empresas, el 30% de caída del precio de la vivienda, la mejora de la situación del empleo gracias a la reforma laboral, el aumento de la inversión extranjera, la gestión de la SAREB o ‘banco malo’ con la venta de 9.000 inmuebles, la solución al problema hipotecario con 4.000 familias beneficiadas por las medidas aprobadas por el Gobierno y 600 alquileres sociales, la solución al problema de los afectados por las participaciones preferentes gracias al proceso de arbitraje impulsado por el Partido Popular, la importante financiación a las PYMES a través del ICO, las medidas para la transparencia o la estrategia del Gobierno en inversión en I+D, entre otros.
Sin embargo, el “logro” que más críticas recibió por parte de la oposición fue el referente a la situación bancaria. El ministro se mostró ampliamente satisfecho de que los bancos españoles hayan “mejorado su situación de solvencia y de liquidez, principalmente gracias al aumento de los depósitos bancarios y a que las entidades han recuperado el acceso a los mercados mayoristas de financiación”.
De Guindos se sintió especialmente orgulloso de la gestión de las entidades bancarias controladas inicialmente por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) – es decir, de los bancos y cajas del llamado “grupo 1” rescatadas con dinero público: Banco de Valencia, Novacaixagalicia, CatalunyaCaixa y BFA-Bankia– destacando que “el FROB ya ha desinvertido en las dos primeras”, ya que Banco de Valencia fue vendido a Caixabank, y Novacaixagalicia fue vendida al grupo venezolano Banesco.
La oposición se mostró indignada con la afirmación y puso de manifiesto el hecho de que tanto Banco de Valencia como Novacaixagalicia fueron rescatados con cantidades escandalosas de dinero público antes de ser “malvendidos”. Concretamente, en el caso de la entidad gallega, en la que se invirtieron 9.000 millones de euros de dinero público, el FROB ya ha reconocido que, tras la venta por 1.000 millones de euros realizada en condiciones dudosas y con celeridad”, los españoles hemos perdido 8.000 millones de euros irrecuperables, más del equivalente a los recortes en Educación de los últimos dos años.
El rescate de 15.000 millones de euros de la CAM
A la pregunta de Miguel Ángel Cortizo sobre si, además de los 8.000 euros de Novacaixagalicia, aún queda dinero público por perder en esta entidad y en el rescate a la banca en general, Luis de Guindos sorprendió con su anuncio del coste público que alcanzará el rescate de la CAM.
El incremento de gasto público en Novacaixagalicia es, según el ministro, imposible, ya que en el pliego de condiciones de la transacción de venta no se ha incluido ningún Esquema de Protección de Activos (EPA) ni ningún otro tipo de garantía que tuviera que cubrir el Estado español en el caso de pérdidas futuras de la entidad traspasada a manos privadas. Algo de lo que De Guindos se siente especialmente orgulloso pues, según él, es el primer caso desde que empezó la crisis en el que el coste está cerrado.
Para reforzar su postura y, al mismo tiempo, replicar a la oposición socialista, el ministro puso como ejemplo la gestión de la privatización de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, donde De Guindos se encargó de remarcar que fue llevada a cabo durante la última etapa del Gobierno del PSOE. “Existe posibilidad de incrementarse [el rescate], por ejemplo, en la CAM, porque la CAM tiene un EPA. En el tema de la CAM este Gobierno tiene poco que hacer, este va a ser seguramente el principal elemento de gasto que vamos a tener en una entidad. La CAM la asignó el Gobierno anterior al Banco Sabadell y es ahí donde, según algunos criterios, puede acabar teniendo un coste que se encuentra en el entorno de los 15.000 millones de euros”, anunció De Guindos.
El ministro de Economía explicó además que, de los 61.366 millones de euros de dinero público que se han destinado a sanear la banca reconocidos por el Banco de España (según otras consideraciones podrían ascender hasta 150.000 millones), 22.000 millones fueron inyectados a Bankia y 12.000 millones a Catalunya Caixa, una cifra comparativamente muy superior si se tiene en cuenta que la caja catalana es cuatro veces más pequeña.
Según el ministro, “el grado de agujero que existía en Catalunya Caixa no tiene parangón en el sistema financiero español” y “se sabrá con seguridad el coste cuando se termine el proceso de privatización” de la entidad. Lo que significa que aún está por saber la cifra que finalmente perderán los españoles con el rescate a Bankia y a Catalunya Caixa.
La sociedad española “puede estallar en cualquier momento”
Para el diputado por Izquierda Plural, Alberto Garzón, lo más destacado del discurso del ministro de Economía de ayer estuvo muy lejano de la realidad de nuestra sociedad y centrado sólo en indicadores macroeconómicos que “no repercuten en la mejora de las condiciones de vida materiales de la ciudadanía” en cuestión de “salarios, paro, pensiones, acceso a la vivienda y a los suministros”.
El “débil y frágil crecimiento del PIB del 0,3%” previsto optimistamente por el ministro para el 2014 y considerado por él como “buenas noticias”, no es para Garzón diferente del ya vaticinado 0,1% previsto en 2011, cuando “se habló tanto de los brotes verdes” y “sólo eran tiempos de optimismo sin fundamentos sólidos detrás”, que lo dejaban “en una simple ilusión”.
El joven diputado incidió en que el Partido Popular no explica cuál es su estrategia económica y, sobre todo, no nos dice “qué nos va a quedar en esa estrategia que están pensando para España” después de “esos sacrificios que se están imponiendo a la sociedad en forma de rebajas salariales por mediación de la reforma laboral y de rescates y las reformas estructurales en Educación, Sanidad y prestaciones sociales”. “¿Qué va a pasar después, se recuperarán?
Para Garzón, el “perfil ascendente de la recuperación” indicado por De Guindos se asemeja mucho a una escalera por la que suben “en primer lugar los grandes bancos, las grandes empresas, las grandes fortunas que empiezan a visualizar en sus beneficios contables buenas noticias”, y de ahí “se derivan las palabras de felicidad y alegría de los grandes banqueros como Botín”. Pero no se habla del ciudadano de a pie que, “cuando llegue su turno para subir, se va a encontrar con que le han dado una patada a la escalera y ya no va a subir, con que su salario se va a quedar igual de miserable para el resto de los tiempos y que sus sacrificios no fueron temporales sino impuestos por el Gobierno a la mayoría de la población” con carácter permanente.
El diputado considera que los indicadores macroeconómicos que celebra De Guindos son “perfectamente compatibles” con una “situación social de hervidero a punto de estallar” y finalizó su intervención mencionando el reciente conflicto del barrio de Gamonal en Burgos, que, para él, “no tiene que ver sólo con una cuestión propia de unas obras concretas, sino que también puede tener detrás la acumulación de la tensión y de la frustración social que esta sociedad está acumulando y a la que el Gobierno, lamentablemente, no está dando respuesta”.