Si entonces Van der Bellen ganó con apenas 0,6 puntos de ventaja y 31.000 papeletas (en un país con 6,4 millones de votantes), en esta repetición su margen de victoria, a la espera de que mañana se den los datos definitivos incluyendo el voto por correo, rondará los siete puntos porcentuales.
Detrás el 53,3 % de votos logrado por Van der Bellen está principalmente el temor de muchos austríacos a un Hofer que durante la campaña jugó ambiguamente con la idea de un referéndum sobre la permanencia de Austria en la Unión Europea (UE).
«Quiero acercarme de forma activa a los electores del FPÖ, que tienen miedos genuinos, que deben ser tomados en serio», afirmó Van der Bellen en declaraciones a la televisión pública austríaca ORF.
El veterano político es consciente de que la sociedad austríaca se ha polarizado extremadamente durante esta campaña de casi un año, con mensajes especialmente duros por parte del FPÖ, y mucha violencia verbal en las redes sociales.
El FPÖ ha acusado a Van der Bellen de haber espiado para la Unión Soviética y a su padre, un ruso de origen holandés que se refugió en Austria huyendo de la revolución bolchevique de 1917, de haber tenido simpatías nazis.
La llegada de refugiados de Oriente Medio a Austria, unos 90.000 en 2015 y ya casi 40.000 este año, también ha sido usado por Hofer para alimentar el miedo al terrorismo y la potencial islamización de la sociedad.
Van der Bellen, por su parte, no ha dudado en azuzar el temor a una salida de la UE si Hofer entraba en el Hofburg, la sede de la presidencia austríaca.
«Es una victoria importante, no sólo para Austria sino para toda Europa. Es la primera vez en 2016, un año en el que hemos tenido el brexit, la victoria de Trump en Estados Unidos, es la primer vez que viven una derrota que no esperaban», declaró a Efe Ulrike Lunacek, eurodiputada verde y vicepresidenta del Parlamento Europeo.