Es el caso del contrato -pendiente solo de su firma por parte de las autoridades saudíes- para que la empresa pública Navantia construya cinco corbetas para las Fuerzas Armadas saudíes, por valor de unos 2.000 millones de euros y que garantizará carga de trabajo para los astilleros de San Fernando (Cádiz) por varios años.
Pero el monarca también quiere con este viaje cultivar la relación personal con dos pesos pesados del reino que están llamados a suceder al Rey Salman: el príncipe heredero (y sobrino del rey Salman), Mohamed bin Naif, ministro del Interior y responsable de la estrategia contra el terrorismo y la política exterior; y el vicepríncipe heredero e hijo del monarca, Mohamed bin Salman, ministro de Defensa y responsable del plan Visión 2030 para diversificar y modernizar la economía saudí, puesto que dentro de 80 años se agotarán las reservas de crudo.