La ciudadanía vuelve a llenar las calles en una protesta sin precedentes, ante la emergencia climática y ecológica global.
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Organizaciones, colectivos y comunidades indígenas de todo el mundo han estado presentes en esta Marcha por el Clima para visibilizarse y generar propuestas alternativas desde los territorios.
Con un objetivo común se ha alzado la voz para que los gobiernos consideren sus perspectivas y derechos frente a las falsas soluciones climáticas impulsadas en la cumbre oficial.
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“Hay que hacer algo ya antes de que sea irreversible”, ha resumido el espíritu de esta protesta Ainhoa Sánchez, una joven de 17 años, miembro del colectivo Extinction Rebellion, durante la manifestación. La de este viernes es la tercera gran marcha contra la pasividad frente al cambio climático que se celebra en Madrid. La primera fue en marzo y estuvo protagonizada por los adolescentes y jóvenes que han estado en la vanguardia de esta protesta global. A la segunda, ya en septiembre y enmarcada en la conocida como huelga mundial por el clima, se sumaron también los adultos. Y en la de este viernes ya no había diferencia de edades.
La Policía Nacional ha cifrado los asistentes en 15.000 personas. Para llegar a esa cantidad, los agentes, según la Delegación del Gobierno, han empleado imágenes tomadas en un helicóptero. El cálculo efectuado por este periódico –a partir del recorrido y la concentración de manifestantes, muy irregular– sitúa aproximadamente entre 55.000 y 75.000 los asistentes
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