El líder de IU, Alberto Garzón, ha asegurado que no se ha sentido solo en la polémica por sus críticas al modelo de macrogranjas, que atribuye a un «bulo» promovido por el lobby cárnico e impulsado por la derecha, por lo que está convencido de que terminará la legislatura como ministro de Consumo.
Así lo sostiene Garzón en una entrevista publicada este domingo en El Periódico de Cataluña, en la que considera «impecables» sus declaraciones a The Guardian en las que defendía la ganadería extensiva y criticaba que el modelo de macrogranja «contamina el suelo y el agua», provoca un «enorme» impacto ecológico y «maltrato a los animales», y que luego exporta carne de «menor calidad».
El PP exigió el cese de Garzón tras estas declaraciones, que también fueron criticadas por dirigentes del PSOE, hasta el punto de que los ministros socialistas aseguraron que se trataba de una «opinión personal».
«No me siento solo, sino de acuerdo con lo que hemos juzgado que es este gobierno progresista, en la lucha contra el cambio climático y para proteger la ganadería extensiva. Y me siento extraordinariamente cómodo con ese mensaje. Soy una persona de convicciones y seguiré diciendo lo que creo, no lo voy a enfocar desde otro punto de vista», dijo Garzón.
Por eso, está convencido de que seguirá en el Gobierno hasta el final de la legislatura: «Lo doy por hecho. Creo que estamos haciendo un buen trabajo.
«Tenemos que normalizar el hecho de que somos el primer gobierno de coalición en el que hay diferentes partidos, con diferentes intereses y agendas, y que hemos acordado un marco común, y que fuera de él puede haber diferencias. Me siento cómodo trabajando dentro de la línea estratégica de este gobierno y no puedo responder por la opinión de los demás. Se trata de un gobierno que ha declarado la emergencia climática en 2020, que son palabras mayores, y que somos un estandarte de la evidencia científica», dijo.
Garzón reconoce que sabía cuando tomó las riendas del ministerio que los cambios que quería introducir «no iban a gustar a muchas grandes empresas, con muchos recursos, muchos contactos, mucho poder de decisión, y todo va según lo previsto».
«Nos cuesta hacer cosas porque nos enfrentamos a ciertos poderes que tienen mucha presión sobre la sociedad; cerrar la publicidad de las casas de apuestas ha sido complicado y proteger a los menores de ciertos anuncios de alimentos también nos cuesta. Y cuando defendemos la ganadería extensiva y las poblaciones rurales frente a las macrogranjas, no hay más que ver la ferocidad del ataque que hemos recibido, pero es continuo», señala.
Sin embargo, advierte: «Fuimos elegidos para transformar la sociedad y estas grandes empresas no quieren transformar la sociedad, y eso es legítimo. Pero nosotros fuimos elegidos y las grandes empresas no.
El ministro dice que repite lo que dijo a The Guardian: «No era la primera vez que lo decía y no será la última. Existen dos tipos de ganadería: la familiar, la social, la extensiva y la de pastos, que produce un producto de calidad. Y luego está la ganadería, que tiene su máxima expresión en las macrogranjas, con efectos ecológicos y ambientales muy perversos, que expulsan a la población de sus territorios y dejan a España cada vez más vacía.