El escenario que dejan los resultados del escrutinio de estas elecciones generales del 20D es sin duda inquietante. La tensión vivida en esta convocatoria a las urnas durante las últimas semanas, y especialmente en la jornada electoral, promete haber llegado para quedarse y mantenernos en vilo durante un largo tiempo: la ingobernabilidad es la clara conclusión a la luz de las cifras, que hacen prácticamente imposible la existencia de una coalición que logre la investidura de un presidente.
Otra conclusión, con la proximidad del porcentaje de votos entre los más votados, es que se hace más evidente que nunca la desigualdad que provoca la Ley Electoral y cómo perjudica a las formaciones menos votadas por muy próximas que se encuentren del partido cercano con más votos, como es el caso de Podemos, que se sitúa con más de veinte diputados menos que el PSOE a pesar de tener una diferencia porcentual tan mínima en número de votos. A pesar del batacazo del bipartidismo en estas elecciones, que pasa del 73,39% en 2011 al 50,86% en 2015, PP y PSOE siguen siendo las fuerzas políticas que mayor número de escaños suman en el Congreso.
Con una participación superior a 2011, situada en el 73,21% frente al 68,94% anterior, y un 94,148% de los votos escrutado, sin opción ya a grandes sorpresas con respecto al resultado del escrutinio total, el PP resulta ser el partido más votado con un 28,71% y la consecución de 122 escaños; PSOE desciende hasta el 22,10% de los votos y 91 escaños, seguido muy de cerca por Podemos, que logra (sumando las coaliciones) el 20,58% y 69 diputados; Ciudadanos se queda en el 13,87% de los votos y 40 diputados; Unidad Popular (sin sumar los votos de las coaliciones) suma el 3,68% de los votos y se queda en solo dos diputados sin posibilidad de formar grupo parlamentario a la espera de la situación de sus candidatos en las coaliciones; UPyD desaparece del Congreso.
Si las cifras de los resultados en el Congreso arrojan la realidad de la extrema dificultad para formar una coalición de mayoría que pueda gobernar, aún es peor el panorama si consideramos que el PP ha logrado una mayoría absoluta en el Senado, una Cámara que durante el bipartidismo solo servía para ratificar las decisiones del Congreso pero que ahora podría adquirir una condición de absoluto bloqueo para cualquier formación de Gobierno en la que no estuviera el Partido Popular.