Aprovechando la creciente preocupación en Europa por el cambio climático, especialmente entre los jóvenes, “Die Grünen” obtuvo el 20,5% de los votos en Alemania en las elecciones al Parlamento Europeo del pasado mayo, el mejor resultado de su historia.
Su éxito ha convulsionado la frágil coalición de conservadores y socialdemócratas de Merkel, que ha dominado la política alemana desde la Segunda Guerra Mundial.
“Esto no es de ninguna manera un voto de protesta o una absorción de los votos de los socialdemócratas (del SPD), es una tendencia a largo plazo”, dijo Heinrich Oberreuter, profesor de política en la Universidad de Passau.
“La ventaja para los Verdes es que son dueños de la cuestión del cambio climático, que es un problema a largo plazo”.
Merkel ha perdido el estatus del que disfrutaba como “canciller del clima” presionando a los líderes mundiales para abordar el cambio climático, y las credenciales ecológicas del SPD se han visto empañadas por sus estrechos vínculos con la industria del carbón.
Con un 27%-29% de los sondeos de intención de voto en junio, los Verdes se han convertido en el partido más fuerte de Alemania, generando titulares sobre la posibilidad de que uno de sus líderes, el popular Robert Habeck, se convierta en canciller.
Puede que sea una posibilidad remota, pero bien podrían unirse al gobierno y sustituir al SPD -el socio menor de la coalición- como la principal fuerza de centro-izquierda, opinan los expertos.
Inspirado por los movimientos de paz de los años 60 y fundado en 1980, el partido fue durante mucho tiempo considerado como un grupo marginal de abrazadores de árboles. Políticamente, es el más cercano al SPD, con el que compartió el poder siendo canciller Gerhard Schroeder en 1998-2005.
Es también un partido europeísta que dio la bienvenida a los refugiados en la crisis migratoria de 2015, quiere un cambio total en la energía renovable, el fin del motor de combustión y mayores impuestos para los coches todocamino.
Las probabilidades de unas elecciones anticipadas antes de 2021 han aumentado desde la votación europea, en la que los Verdes relegaron al SPD al tercer puesto. En un contexto de agitación, con índices de popularidad casi en mínimos históricos, los socialdemócratas podrían abandonar su nada cariñosa coalición con Merkel a finales de año.
Las encuestas sugieren que los Verdes serían unos grandes ganadores en unas elecciones.
Una opción para el gobierno federal sería una coalición entre conservadores y verdes, aunque sin Merkel, que dice enfrenta su último mandato después de 14 años dirigiendo Alemania, la locomotora económica de Europa.
Sin embargo, posiciones radicalmente diferentes sobre la energía, los recortes de impuestos y la migración plantearían desafíos a una alianza de este tipo.
“Necesitaría dirigir su atención y los recursos financieros disponibles a la protección del clima y a la transición energética”, dijo Deutsche Bank en una nota de análisis. “Los ciudadanos y las empresas no pueden contar con un gran alivio fiscal”.
Sin embargo, los Verdes podrían preferir una alianza de izquierdas. En las elecciones estatales de mayo en Bremen, emergieron como partido bisagra, pero optaron por unirse al SPD y a la izquierda radical en lugar de a los conservadores, que habían conseguido la mayoría de los votos.