
La agresión sufrida por un médico de un centro de salud de Cullera ha acabado con una pena de cárcel para el agresor, por las amenazas de muerte y los insultos racistas que profirió contra el médico, al que exigía que atendiera urgentemente a su esposa, que se encontraba indispuesta. La sentencia se dictó pocos días después de que otra médica del centro de salud de La Coma denunciara a una paciente por amenazarla de muerte y chocar su coche contra el de la médica, pero en esta ocasión la decisión del tribunal ha sido más ejemplar.
En concreto, el Tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado al agresor a un año y medio de prisión como autor de los delitos de odio, atentado, amenazas y lesiones por los hechos cometidos en la mañana del 26 de septiembre de 2023 en un ambulatorio de Cullera. Durante el juicio, celebrado por conformidad tras el acuerdo alcanzado entre las partes, el acusado ha confesado que increpó al doctor y lo amenazó de muerte mientras repetía comentarios racistas como «negro de mierda», «negrata» o «el negrito».
Se abalanzó sobre él para rajarle
También ha admitido que se abalanzó sobre el médico para atentar contra él, aunque la rápida actuación de un guardia civil frenó el ataque. «No quería pegarle, quería rajarle», llegó a decirle al agente que intervino. Precisamente este reconocimiento de los hechos le ha valido para beneficiarse de una reducción considerable de la pena de seis años de cárcel que solicitaba antes del juicio la acusación pública. También que haya consignado antes de la vista parte del dinero con el que deberá de indemnizar a su víctima por las lesiones y los daños morales ocasionados, un gesto que ha sido apreciado como una atenuante de reparación parcial del daño.
La sentencia, leída in voce y ya en firme, lo condena también al pago de una multa de 240 euros por las lesiones leves y las amenazas que profirió contra el facultativo, al que deberá de indemnizar con 6.000 euros. Una cantidad que se ha comprometido a pagar en el plazo de un mes, a la que hay que descontar los 450 euros que ha consignado antes del juicio. Además de la prohibición de comunicarse ni aproximarse al médico, el condenado deberá hacer un curso de reeducación en materia de inclusión e igualdad para que se le suspenda la ejecución de las penas privativas de libertad por un plazo de dos años, como solicitaba la defensa, y que no vuelva a delinquir en ese mismo periodo de tiempo.
«No vas a estar vivo para contarlo»
Según los hechos declarados probados, el 26 de septiembre de 2023 el ahora condenado se presentó en el centro de salud de Cullera para reclamar atención sanitaria urgente para su esposa. Después de saltarse los controles e ir directamente a la zona de consulta, el agresor comenzó a vociferar mientras trataba de entrar en la sala donde el doctor estaba atendiendo a otra paciente. «En claro desprecio al color de su piel», el hombre se refirió en repetidas ocasiones al sanitario como «el negrito» o «el negrata» mientras mostraba una actitud violenta que llevó a agentes de la Guardia Civil a impedirle la entrada en la consulta.
Así las cosas, el médico acudió a visitar a la paciente -la esposa del condenado, que estaba en su casa- y acudió al domicilio acompañado de una enfermera y dos guardias civiles. Lejos de desistir en su comportamiento racista, el hombre continúo increpando al facultativo, «despreciándolo tanto por el color de su piel como por su condición de extranjero» repitiendo frases como «negro de mierda, te voy a matar, te voy a rajar» o «no eres español. Vienes a quitarle el trabajo a los españoles».
En presencia de la Guardia Civil
Ni siquiera la presencia de los agentes sirvió para deponer su actitud y en un momento dado llegó a abalanzarse sobre el facultativo, lo que fue impedido por un Guardia Civil, al que el condenado le confesó que «no quería pegarle, le quería rajar». El paciente continuó increpando a su víctima a la que volvió a amenazar: «Yo voy a estar vivo para pagar lo que tenga que pagar, pero tú no vas a estar vivo para contarlo». La víctima denunció los hechos el mismo día en el que se produjeron.
Además del sentimiento de humillación importante, al sentirse menospreciado por razón del color de su piel y su origen nacional, realizado ante varias personas – incluida su propia paciente, la enfermera y agentes de la autoridad-, el sanitario sufrió estrés postraumático, motivo por el que tuvo que solicitar una baja médica durante siete días. Ahora, la víctima celebra la condena a su agresor y confía en que esta sentencia sirva para frenar la oleada de agresiones al personal sanitario que los sindicatos llevan años denunciando.





