
El Iboga Summer Festival, el evento especializado en música balkan, gipsy y mestizaje, que se ha celebrado este fin de semana en la localidad valenciana de Tavernes de la Valldigna, ha cerrado su cuarta edición con la asistencia de 30.000 participantes, entre quienes se encontraban unos invitados muy especiales: 30 personas refugiadas que han acudido de la mano de CEAR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, con la que la organización del evento ha colaborado para aportar su granito de arena en la concienciación sobre el drama de los cientos de miles de personas que se encuentran en situación de desamparo al verse forzadas a desplazarse para huir de los conflictos bélicos o políticos en sus países de origen.
Procedentes de lugares tan diversos como Ucrania, Colombia, Irak, China, RD Congo o Siria, las personas refugiadas que han acudido al Iboga en calidad de invitadas han visibilizado la realidad de la crisis humanitaria que en estos momentos golpea las puertas cerradas de Europa ante la impasibilidad de los gobiernos europeos, que apenas dan respuesta a las miles y miles de solicitudes de asilo que quedan atrapadas en las redes de una burocracia anquilosada.
España alcanza en estos momentos la elevada cifra de 15.000 solicitudes de asilo sin responder, 1.000 de ellas solo en la Comunidad Valenciana, donde la mayoría de solicitudes corresponden a personas procedentes de Ucrania y Siria, según refiere el abogado y coordinador de CEAR en Valencia, Jaume Durá, quien dirigió este sábado la conferencia sobre la crisis de los refugiados enmarcada en las actividades del Iboga Summer Festival.
En su intervención, Durá, que alertó sobre el incremento de la xenofobia y el racismo en Europa, así como del reciente auge de los partidos políticos de extrema derecha en los países miembros de la UE, hizo especial hincapié en la situación de los refugiados procedentes de Siria, el principal país de origen de los solicitantes de asilo en España actualmente, colocándose por delante de Colombia, país de origen de la mayoría de solicitudes hasta 2015.
El coordinador de CEAR, muy crítico con la actitud gubernamental ante las problemáticas derivadas de las malas políticas migratorias, denuncia el “juego macabro de los gobernantes”, que, lejos de facilitar la llegada a nuestro país de los refugiados sirios, “taponan” las únicas vías de acceso a España que estas personas logran encontrar, siendo a menudo víctimas de mafias que les cobran cantidades exorbitadas de dinero a cambio de pasajes inseguros. Como ejemplo, Durá menciona el caso de los sirios que lograban llegar a pie a España haciéndose pasar por trabajadores transfronterizos marroquíes, aprovechando las ventajas de paso seguro de estos a través de Melilla, una vía que, tras ser identificada por el Gobierno español, fue bloqueada por este imponiendo la necesidad de un visado especial para estos trabajadores.
Durá también destaca la especial situación de las mujeres refugiadas, para las que el viaje migratorio entraña más peligros, siendo en multitud de ocasiones víctimas de violaciones o acabando forzadas a la prostitución en redes de trata al llegar a los países de destino, que no suponen finalmente ningún refugio, siendo España el principal país de consumo de este tipo de prostitución y el segundo de tránsito.
El coloquio también contó con la intervención del músico pakistaní Zahid Muhammad, que se vio obligado a huir de su país perseguido por los talibanes, y que amenizó la charla interpretando diversos temas musicales con el kabab, instrumento tradicional de Pakistán, así como con la presencia de las personas invitadas procedentes del centro de refugiados de Cullera.
Durá, que hace una “valoración muy positiva” de la experiencia de CEAR en el festival valenciano, en el que la organización participa por segundo año consecutivo, se muestra satisfecho con el resultado de la campaña de las entradas solidarias del Iboga, con la que la ONG ha logrado recaudar 6.000 euros para colaborar con las personas refugiadas.
CEAR exige a la Unión Europea y a sus estados miembros que pongan en marcha con carácter urgente una serie de medidas para paliar la crisis humanitaria, como son el desarrollo de una nueva política de asilo y migración comunitaria en la que se priorice a las personas y los derechos humanos, así como llevar a cabo una operación de rescate y salvamento eficaz con el fin de evitar las muertes en el Mediterráneo, habilitar las vías legales seguras que garanticen el acceso al derecho de asilo a las personas refugiadas para que no tengan que embarcarse en travesías mortales para obtener protección en un país seguro y abordar las causas que provocan estos desplazamientos forzados.
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