
Este jueves, millones de personas se han manifestado en al menos 80 ciudades de Brasil y en varias se han producido fuertes cargas policiales. Los altercados más graves se han vivido en Brasília, donde testigos declararon que un coche trató de romper con un coche el bloqueo montado por los indignados en una calle y que, al ver que no le dejaban pasar, el conductor, que aún no ha sido identificado, aceleró el vehículo y atropelló a cuatro personas. Marcos Delefrate, de 18 años, murió en el lugar de los hechos, desatando una ola de violencia que terminó con los manifestantes intentando entrar al Congreso y al Palacio de Itamaray, sede del Ministerio de Exteriores, donde los manifestantes fueron dispersados con gases lacrimógenos por la policía.
Las otras tres personas atropelladas fueron trasladadas a hospitales. Una de ellas se encuentra en estado grave mientras que las otras dos sufrieron fracturas.
André Vargas y Renan Calheiros, presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado de Brasil, se han mostrado dispuestos a negociar con los manifestantes que han ocupado la explanada del Congreso.
«Esta casa está abierta para recibir a cualquiera. No ha llegado la comisión (de manifestantes) que estábamos esperando, pero seguiremos esperando», ha declarado Vargas, según apunta el diario «Folha«.