Los hechos se han sucedido rápidamente en Tailandia durante la jornada de hoy, donde la oposición ha cercado al Gobierno a lo largo del fin de semana dejándolo en una situación muy difícil. Según ha informado la Policía Tailandesa, los activistas contra el Gobierno de la primera ministra, Yingluck Shinawatra, consiguieron tomar la cadena pública PBS, la principal del país, y más tarde la totalidad de los canales públicos han caído bajo el poder de los manifestantes.
El mayor enfrentamiento y los primeros disturbios se produjeron en las proximidades de la sede del Gobierno en Bangkok, fuertemente custodiada por la Policía y el Ejército, y a la que los manifestantes trataron de llegar cruzando la primera línea de barricadas instalada por las fuerzas policiales, pero fueron reprimidos por estas y dispersados mediante el uso de cañones de agua y el lanzamiento de granadas de gas lacrimógeno.
También se produjeron disturbios en un centro de la Policía en el que aparentemente se encontraba la primera ministra, quien tuvo que ser evacuada con urgencia, según han informado agencias internacionales.
El fin de semana se ha saldado con al menos cinco personas muertas en Tailandia en los enfrentamientos entre los defensores y los opositores del Gobierno tailandés, en un encuentro con disparos en los alrededores de la Universidad Ramkhamhaeng, una de los centros universitarios de Bangkok.
A ese respecto, las miradas están puestas sobre los ‘camisas rojas’, uno de los grupos que apoya al Gobierno actual y que en 2010 llevó a cabo la ocupación de un centro comercial de la capital del país con el objetivo de conseguir la dimisión del Gobierno de entonces, ahora en la oposición, y que se saldó con cerca de un centenar de muertos y casi dos mil heridos. Pero el factor potencialmente explosivo desapareció en la mañana del domingo, cuando el líder de los ‘camisas rojas’ pidió la dispersión de sus manifestantes, reconduciendo a su grupo hacia un lugar distinto de la ciudad, por lo que el enfrentamiento violento entre defensores y opositores al Gobierno tailandés resulta menos probable, aunque aún muy posible.
El jefe del Ejército de Tailandia, el general Prayuth Chan-ocha, ha declarado públicamente, con respecto a los incidentes ocurridos junto a la sede del Gobierno, que considera intolerable que la Policía disparara granadas de gas lacrimógeno contra los manifestantes antigubernamentales. Dos días antes, los opositores habían logrado entrar en la sede del Ejército y entregar una carta al general Prayuth, en la que le solicitaba que interviniera en la crisis y que dejara de colaborar con el gobierno.
Aunque las protestas son muy similares a las que dieron lugar al golpe militar de 2006, cuando se derrocó al hermano de la primera ministra actual, Thaksin Shinawatra, acusado de corrupción, no parece que por el momento se esté preparando un golpe de Estado, aunque los militares podrían desempeñar un papel mediador entre el Gobierno y los partidos de la oposición. De hecho, el general Prayuth ya se ha ofrecido a desempeñar este papel, quien ha puesto su ejercito a la expectativa, con la amenaza de usar la fuerza si las mediaciones no dan su fruto.
Las manifestaciones contra el Gobierno de Shinawata, lideradas por el antiguo viceprimer ministro Suthep Thaugsuban, comenzaron en el mes de octubre y han ido cobrando fuerza a lo largo del mes de noviembre hasta desembocar en el caos actual, con la ocupación del complejo gubernamental de Chaeng Wattana y el Ministerio de Finanzas.