
Con gases lacrimógenos y a golpe de porra, la policía francesa cargó duramente en la tarde de este domingo contra la manifestación ecologista de la Marcha por el Clima, en la que miles de personas reivindicaban su derecho a manifestarse en la Plaza de la República parisina a pesar de la prohibición expresa del Gobierno francés, que había desautorizado la convocatoria alegando motivos de seguridad tras los atentados yihadistas del pasado 13 de noviembre.
En Venezuela sería "dura represión del régimen"
Como es Francia, pues "a saber que han hecho"
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— ProfeR. #7N (@_ju1_) noviembre 29, 2015
La manifestación reprimida había sido convocada coincidiendo con la cumbre sobre el cambio climático (COP21), que arrancaba este domingo en París y que se prolongará hasta el 11 de diciembre con la participación de 195 países.
Una jornada de reivindicaciones que se había iniciado por la mañana con acciones alternativas a la manifestación prohibida, como la exposición en la misma Plaza de la República de miles de pares de zapatos que la ONG Avaaz había promovido para simbolizar, a la par, la marcha por el clima que no había sido autorizada y como recordatorio, con los pares vacíos, de las 130 personas que murieron en los recientes atentados.
También por la mañana, las organizaciones ecologistas llevaron a cabo una cadena humana que, a lo largo de tres kilómetros, conectaron las plazas de la República y de la Nación con la participación de varios miles de personas en un gesto pacífico de protesta por inacción de los países ante el cambio climático.
Con gritos de “Mis zapatos no marcharán por mí” y “No nos quitarán el derecho a manifestarnos”, alrededor de 2.000 activistas decidieron desoír la negativa del Gobierno francés y ocupar la Plaza de la República, que desde primera hora de la jornada aparecía rodeada por un fuerte dispositivo policial con la presencia de un centenar de agentes antidisturbios.
Según la versión oficial, las cargas policiales se iniciaron cuando algunos manifestantes encapuchados habrían lanzado objetos contra los policías, quienes respondieron con el lanzamiento de gases lacrimógenos y granadas aturdidoras contra el grueso de la concentración pacífica. La intervención policial se saldó, según los últimos datos oficiales, con la detención de 341 personas, 317 de las cuales quedaron bajo arresto, y con una docena de heridos.
El presidente francés, François Hollande, ha defendido la actuación policial justificando las cargas por la presencia entre los manifestantes de “elementos agitadores” que “no tienen nada que ver con los defensores del medio ambiente” y que están “únicamente para crear incidentes”, y ha expresado que considera “reprochable” y hasta “escandaloso”, que los activistas decidieran concentrarse en la Plaza de la República, donde se han sucedido los homenajes a las víctimas de los atentados yihadistas.