
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay 1,4 millones de niños en situación de pobreza severa, es decir que, entre otras muchas carencias, no pueden comer carne, pollo o pescado cada dos días, en sus casas no tienen calefacción o lavadora y no pueden hacer frente a imprevistos como reponer material escolar.
“Las administraciones no están respondiendo al desafío enorme que supone la pobreza infantil; es verdad que se confía en que la recuperación del empleo lleve a la recuperación económica de esas familias, pero no es así, tenemos 1,4 millones viviendo en situación de pobreza severa, con privaciones materiales graves”.
Si sabemos cuánto cuesta poner fin a la pobreza, ¿por qué no se hace? “Porque no es prioridad, los niños no votan, y el reconocimiento de la prevalencia de la pobreza infantil sería asumir un fracaso político, no del partido en el Gobierno, porque esto viene de antes”. “Está en el programa de todos los partidos, pero no está en la acción de los gobiernos o de los partidos como algo prioritario. Con prestaciones económicas directamente a las necesidades de los niños: tenemos evidencias de que cuando se ha hecho eso en países como Reino Unido o Irlanda, la reducción de la pobreza infantil ha sido drástica”.
Junto a una prestación por hijo a cargo para familias por debajo del umbral de la pobreza severa, plantea medidas integrales como atacar la pobreza desde la vivienda, la sanidad, la educación y las transferencias sociales.
“Hay que poner al niño en el centro e introducir estas políticas en las transferencias a esas familias”, concluye.