“Si no se toman medidas para detener el vertiginoso incremento de la desigualdad, el 1% más rico tendrá en 2016 más del 50% de toda la riqueza del planeta, más que el 99% de la población”.
Son las conclusiones del último informe que la organización Oxfam Intermón ha hecho público este lunes, de cara al Foro Económico Mundial que tendrá lugar en Davos esta semana, en el que la ONG muestra su preocupación a que el poder de los grupos de presión o lobbies suponga que las políticas de los países se inclinen a favor de los intereses de unos pocos frente a las necesidades de la mayoría.
Estos lobbies invierten fortunas en influir sobre las políticas que se deciden desde Washington y Bruselas para que sean favorables a los grandes sectores económicos, donde invierten los grandes multimillonarios.
Las farmacéuticas, las grandes beneficiadas
La fortuna de los milmillonarios con intereses en el sector farmacéutico y sanitario se incrementó en un 47% en el último año. Las empresas de este sector invirtieron 500 millones de dólares en grupos de presión en las esferas políticas estadounidense y europea, según informa la organización.
El sector financiero y de seguros también experimentó un fuerte crecimiento, haciendo a los milmillonarios con intereses en estos campos enriquecerse un 11% más en los doce meses anteriores a marzo de 2014. El gasto en lobby de las empresas de estos sectores ascendió a los 550 millones de dólares.
España, el segundo país más desigual de Europa
El 1% más rico de la población española concentra más riqueza que el 70% más pobre, lo que convierte a España en el segundo país más desigual de Europa, solo por detrás de Letonia. Además, también es el país en el que el sistema fiscal es menos efectivo en la reducción de la desigualdad.
Para Oxfam Intermón, la dirección de las políticas actuales refuerza esta concentración de riqueza en manos de unos pocos en lugar de buscar una mayor redistribución y equidad, motivo por el que la ONG ha iniciado una ronda de contactos con los distintos partidos políticos para instarles a incorporar en sus programas electorales medidas concretas para reducir la desigualdad.
“Recientemente todos los partidos políticos de la oposición se comprometieron públicamente con la iniciativa de Oxfam intermón por unos Presupuestos Generales del Estado de la Equidad. Esperamos que este compromiso se plasme en sus programas electorales”, afirma José María Vera, director general de Oxfam Intermón.
“En el contexto actual, los ciudadanos no entenderían que los partidos políticos no pusieran el foco de sus programas económicos en medidas que permitan al Estado recaudar más de los que más tienen y redistribuir la riqueza en forma de inversión en servicios sociales básicos y políticas públicas que benefician a los más vulnerables”, concluye Vera.
Llamamiento internacional
El pasado año, durante el Foro Económico Mundial, Oxfam reveló que las 85 personas más ricas del mundo poseían casi la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial: 3.500 millones de personas. Esta cifra es ahora de tan solo 80 personas; una disminución impresionante si tenemos en cuenta que en 2010 eran 388 personas. En términos de efectivo, la riqueza de las 80 personas más ricas se ha duplicado entre 2009 y 2014.
La organización expresa en su informe que existen cada vez más evidencias, tanto del Fondo Monetario Internacional como de otros organismos, de que la desigualdad extrema no sólo perjudica a los más pobres, sino que también daña el crecimiento económico del conjunto de la sociedad.
Por ello, Oxfam Intermón hace un llamamiento a todos los Gobiernos para que adopten un plan de siete puntos que considera esenciales en la lucha contra la desigualdad:
– Hacer de la lucha contra la desigualdad un objetivo internacional.
– Distribuir el esfuerzo fiscal de forma justa y equitativa, trasladando la carga tributario del trabajo y el consumo al patrimonio y el capital.
– Frenar la evasión y la elusión fiscal por parte de las grandes empresas y los más ricos.
– Invertir en servicios públicos gratuitos y universales, como la educación o la sanidad.
– Fijar un salario mínimo para que todos los trabajadores alcancen un nivel de vida digno.
– Lograr la igualdad salarial y promover políticas económicas a favor de las mujeres.
– Garantizar sistemas de protección social adecuados para las personas más pobres, incluyendo un sistema de garantía de ingresos mínimos.