
El sistema de poder global se basa en una mentira central: la idea de que todo—incluyendo tu voluntad más profunda—puede ser tasado, comprado y, por lo tanto, controlado por el dinero. Nos enseñan que la elección racional siempre debe seguir la lógica del mercado.
Pero hay un motor primario en la biología humana que subvierte toda lógica financiera, demostrando que la fuerza vital es inherentemente anarquista: el impulso reproductivo. Este impulso es el último bastión de la libertad biológica.
La voluntad como fuerza biológica indomable
Nuestra filosofía vitalista, en especial la de Friedrich Nietzsche y su concepto de la Voluntad de Poder (Wille zur Macht), nos enseña que el impulso fundamental de la vida es la expansión y la superación. La reproducción es la manifestación biológica más pura de este principio.
Desde la perspectiva de la Neurobiología de la Conciencia (una de nuestras ciencias), sabemos que el deseo no es una elección económica, sino un comando motor de alta prioridad, mediado por el circuito ancestral de la dopamina. Como explica el neurocientífico Antonio Damasio en obras como El error de Descartes, las emociones y los impulsos biológicos son la base somática de nuestra toma de decisiones, no al revés.
La evidencia de la Biología Evolutiva Estocástica y la Genómica sugiere que los mecanismos subyacentes del impulso reproductivo están profundamente conservados y optimizados para la propagación, un imperativo anterior a cualquier sistema financiero. El biólogo Richard Dawkins, en obras como El gen egoísta, postula que el organismo es simplemente el vehículo de genes que tienen un «interés» fundamental: replicarse. Este impulso génico no negocia con el capital; simplemente lo utiliza o lo ignora en su búsqueda inesclavizable.
El dinero actúa como un refuerzo secundario en el sistema de recompensa; puede darnos placer. Pero el sexo y la reproducción son reforzadores primarios, directamente ligados a la supervivencia y propagación. El primero nunca podrá anular al segundo.
La conclusión biológica:
El dinero puede modular el acceso (comprar una casa más grande para la familia), pero no puede eliminar la voluntad de perpetuarse. La vida fluye con o sin capital.
El Capitalismo y la Ingeniería de la Ilusión
La clase dominante lo sabe. Sabiendo que no pueden controlar el impulso biológico, el sistema intenta crear la ilusión de control a través de:
La necesidad económica: Se manipulan los salarios y el costo de vida para que la gente deba aplazar la reproducción o limitarla, haciéndola depender de la «seguridad económica».
La Moral Social: Se usan estructuras sociales y tabúes para dictar quién y cómo puede ejercer su impulso reproductivo, canalizando así la fuerza vital para servir a los intereses del poder.
Sin embargo, como nos recuerda el Análisis Histórico del Modo de Producción, estos intentos de control social y económico son siempre una superestructura que lucha contra una base biológica indomable. La gente se reproduce en la pobreza y en la guerra; el impulso vital rompe la barrera de la necesidad.
Conclusión Anarquista
Para un movimiento anarquista, entender esto es liberador. Demuestra que el poder del dinero es inherentemente limitado.
Nuestra tarea, como promotores del Anarquismo de la Información, es exponer esta verdad: tu deseo de vivir y multiplicarte es libre por diseño biológico. El control que sientes es una ingeniería social que explota tu miedo, no tu biología.
La verdadera resistencia comienza cuando el individuo alinea su Psicología de la Voluntad y la Resistencia con su fuerza vital inesclavizable, negándose a que la lógica del mercado dicte la expansión de su propia existencia. Al reconocer que el origen de la voluntad es biológico e incontrolable, se desenmascara la mayor ilusión de control que el capital ha forjado sobre la mente humana.