
Los trabajadores sindicados de la CGT recibieron al rey con una carta a dos páginas incluyendo un rosario de reivindicaciones laborales y mensajes antiborbónicos, echándole en cara que él quizás fue a Valladolid a hacer el paripé, pero que allí, como mínimo por su parte, no era bienvenido. Una carta donde se podía ver un dibujo del humorista gráfico Eneko donde se ve a Felipe con corona y unos dedos que están a punto de hacer el típico movimiento de sacarse del encima una inmundicia que nos molesta.
Una carta durísima, donde se pueden leer cosas como «Hoy no visitáis una fábrica. Hoy pasaréis por un decorado donde hay gente trabajando. Aquí se sufren accidentes de trabajo, se desarrollan enfermedades profesionales y se padece la tiranía de muchos jefecillos. Se sufren ritmos inhumanos y los salarios en muchos casos no son suficientes para llegar a final de mes. Hoy todo está recién pintado». Una chapa y pintura ante la real visita, que no ha hecho, sino encender todavía más a los trabajadores. Pero Felipe, a lo suyo: «No pretendemos quitaros ninguna venda de los ojos. Sabemos que sabéis que hoy os van a intentar engañar una vez más y que eso os da lo mismo. Muchos, incluso han simulado delante del espejo cómo dirigirse a vosotros, grado de inclinación de la cabeza, sonrisa agradable, arqueo sumiso de las cejas y posición de los pies. Sueñan con una foto estrechando vuestra mano para poder enmarcarla y mostrarla a las visitas».
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