

Si las elecciones generales se celebraran ahora en España, el partido de reciente creación Podemos se convertiría en la tercera fuerza política del país y el bipartidismo estaría más cerca de su fin.
Es la conclusión del sondeo realizado por el Gabinet d’Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) para El Periódico de Cataluña, según el cual, el partido de Pablo Iglesias irrumpiría en el Congreso con 56-58 escaños y el 15% de apoyo de los votantes.
Muy por detrás quedaría Izquierda Unida, frenado en su ascenso, que lograría tan solo de 15 a 17 escaños posicionándose como cuarta fuerza política en el hemiciclo, aún por delante de UPyD, que alcanzaría de 13 a 14 escaños.
Los grandes perjudicados en estos comicios serían los dos grandes partidos PP y PSOE, tal y como ya se pudo ver en las pasadas elecciones Europeas, que perderían un tercio de sus votos, con una caída para el PP que le haría pasar de su mayoría absoluta actual con los 186 escaños de las pasadas elecciones generales de 2011 a los 125-127 diputados que le concede esta encuesta.
Pero el gran perdedor en este panorama es sin duda el PSOE, que lejos de continuar con el balancín clásico del bipartidismo, según el cual habría vuelto a subir en votos a costa de la pérdida del PP, se desploma aún más, perdiendo buena parte de los 110 diputados actuales situándose con un máximo de 89.
Tal como ocurriera para las europeas, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) también experimentaría un fuerte aumento de su presencia en la Cámara, con hasta 12 diputados frente a los tres que actualmente forman parte del Grupo Mixto.
El partido Ciudadanos también entraría en el Congreso pero solo con de 3 a 5 escaños.
Con estos resultados, el fantasma de la gran coalición PP-PSOE para poder formar gobierno sigue planeando sobre el escenario electoral español, aunque, según informa GESOP, estas cifras han de considerarse con cautela, ya que la encuesta fue realizada hace dos semanas, antes de la abdicación del rey Juan Carlos y del posicionamiento del Partido Socialista a favor de la sucesión monárquica, algo que podría costarle un nuevo desplome por el posible abandono de sus votantes republicanos.