El ascenso de José Manuel Soria supone un impulso aún mayor a su carrera como lobbista petrolero y energético, no solo pasará de cobrar un salario de 67.055,31 euros anuales más dietas (de 1.800 euros al mes y otras prebendas) a la astronómica cantidad de 226.000 euros al año, libres de impuestos, sino que por las manos de Soria pasarán los proyectos de desarrollo en países del tercer mundo que mayoritariamente suelen estar relacionados con la explotación energética de sus recursos naturales, ya que el Banco Mundial, entre otras políticas, ha favorecido en las últimas décadas multitud de proyectos relacionados con las extracción petrolera y de minerales, la exportación de residuos peligrosos o tóxicos a países en desarrollo y la reubicación de industrias contaminantes de los países industriales a los menos desarrollados.
Por tanto, para un lobbista como Soria, pasar de controlar la política energética y de fomento de un país a participar en las decisiones e inversiones sobre la mayor parte del planeta es un ascenso y no solo de sueldo.