Un cura consagra las nuevas motos de la Guardia Civil y a los agentes rociándolos con agua bendita, “la nueva arma contra la delincuencia”

La imagen de un sacerdote católico consagrando, hisopo en mano, los vehículos motorizados de la Guardia Civil podría parecernos surgida de una película de Berlanga o, cuanto menos, de la oscura época de la dictadura franquista, pero no, es muy actual y no se trata de un caso aislado.

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“Los vehículos no han mostrado conmoción alguna ante esta bendición” pero sí los agentes, según denuncia la AUGC, que señala que han recibido “esta católica gracia” a pesar de que algunos de ellos son incluso fieles de otra religión.