
Después de que Manuela Carmena dijera que «ningún niño» podía quedarse sin regalo de Reyes, y que los que no pudieran permitírselo llamaran al teléfono 010, recibió hasta 20 llamadas de niños y niñas pidiendo su regalo a la alcaldesa. La alcaldesa ya había advertido al concejal de Participación, Pablo Soto, que se podía dar el caso y que avisaran a todos los operadores para que estuvieran al tanto.
Carmena quiso pagar de su bolsillo la compra, efectuada en un centro comercial de Madrid, pero su equipo decidió dividir la compra y se pagó entre todos los colaboradores de la alcaldesa de Madrid, que cumplió con su palabra y fue, por una noche, reina maga de algunas familias en exclusión social de Madrid.