
Según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 15% de las mujeres españolas de entre 15 y 49 años han sufrido abusos físicos y/o sexuales por parte de sus parejas en algún momento de su vida y el 3% en los últimos 12 meses.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay 10.485.184 mujeres de entre 15 y 49 años a 1 de julio de 2020. Si se aplican las estimaciones de la OMS, esto significa que unas 1.572.777 mujeres de entre 15 y 49 años han sido víctimas de la violencia de género en España.

El informe, que presenta datos del mayor estudio realizado hasta la fecha sobre la prevalencia de la violencia contra las mujeres, fue encargado por la OMS en nombre de un grupo de trabajo especial de la ONU. Se basa en datos de 2000 a 2018 y ofrece nuevas estimaciones después de la más reciente, publicada en 2013.
El documento, presentado en una conferencia de prensa el miércoles, señala que la violencia comienza a una edad temprana: una de cada cuatro mujeres de entre 15 y 24 años que han tenido una relación íntima habrá sido objeto de un comportamiento violento por parte de su pareja a los 25 años.
Según estos datos, unos 641 millones de mujeres en todo el mundo son víctimas de la violencia de su pareja. Esta forma de violencia es, con mucho, la más común contra las mujeres. Sin embargo, el 6% de las mujeres declaran haber sido agredidas sexualmente por personas que no son ni sus maridos ni sus parejas íntimas. La OMS afirma que, teniendo en cuenta el «alto nivel de estigmatización» y el hecho de que muchos abusos sexuales «no se denuncian», es probable que, en la práctica, «estas cifras sean mucho mayores».
«La violencia contra las mujeres es endémica en todos los países y culturas. Perjudica a millones de mujeres y a sus familias y se ha visto agravada por la pandemia de COVID-19. Pero no tenemos las vacunas para detenerlo, y sólo podemos abordarlo si los gobiernos, las comunidades y las personas toman medidas y las integran plenamente para cambiar las actitudes perjudiciales, mejorar el acceso de las mujeres y las niñas a las oportunidades y los servicios, y fomentar las relaciones saludables y de respeto mutuo», dijo el Director General de la OMS, Tedros
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LA PANDEMIA EXACERBA LA VIOLENCIA
La OMS detalla que si bien las cifras publicadas revelan tasas «alarmantemente altas» de violencia contra las mujeres y las niñas, no reflejan el impacto que la pandemia de COVID-19 está teniendo en la actualidad.
Así, advierten de que esta pandemia «ha expuesto todavía» más a las mujeres a conductas violentas a causa de medidas como los confinamientos y las interrupciones de los servicios de apoyo vitales.
«Resulta muy preocupante que las tasas de esta violencia generalizada de los hombres contra las mujeres no solo no disminuye, sino que quienes más la sufren son las mujeres de 15 a 24 años que, en muchos casos, ya son madres. No olvidemos, además, que estamos hablando de la situación previa a la imposición de medidas para hacer frente a la pandemia, como la permanencia en los domicilios. Sabemos que las numerosas repercusiones de la COVID-19 han dado lugar a una ‘pandemia oculta’ de todos los tipos de violencia contra las mujeres y las niñas, como demuestra el incremento de los casos notificados. Todos los gobiernos deben tomar la iniciativa de forma decidida para hacer frente a este problema y empoderar a las mujeres con ese fin», ha resaltado la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka.
Por otro lado, el informe señala que, aunque en muchos países se ha registrado un aumento de las denuncias de violencia de pareja a los servicios telefónicos de información y ayuda, la policía, el personal sanitario, los profesores y otras personas durante los días de confinamiento, «solo podremos conocer el verdadero impacto de la pandemia cuando se puedan volver a realizar encuestas».
LAS DESIGUALDADES, UNO DE LOS PRINCIPALES FACTORES DE RIESGO
Las mujeres que viven en países de ingresos bajos y en la franja de países de menores ingresos dentro del grupo de países de ingresos intermedios sufren esta violencia de forma desproporcionada. Según los cálculos, el 37 por ciento de las mujeres de los países más pobres han sido objeto de violencia física y/o sexual por parte de un compañero íntimo en algún momento de su vida, y en algunos de estos países la prevalencia llega a ser de una de cada dos mujeres.
Las regiones que presentan las mayores tasas de prevalencia de la violencia de pareja entre las mujeres de 15 a 49 años son las de Oceanía, Asia meridional y África subsahariana, con unos índices que oscilan entre el 33 por ciento y el 51 por ciento, mientras que las tasas más bajas se registran en Europa (16-23 por ciento), Asia central (18 por ciento), Asia oriental (20 por ciento) y Asia sudoriental (21 por ciento).
El grupo de edad en el que las tasas de violencia sufrida más recientemente son más elevadas es el de las mujeres jóvenes. Entre las mujeres que han tenido algún compañero íntimo en el transcurso de los 12 meses previos, la tasa más elevada en ese periodo, con un 16 por ciento, corresponde a las jóvenes de entre 15 y 24 años.
«Para luchar contra la violencia contra la mujer es imprescindible actuar urgentemente para reducir la estigmatización en torno a este problema, formar a los profesionales de la salud para que aprendan a interrogar a las víctimas mostrando compasión y luchar contra las estructuras que perpetúan la desigualdad entre los géneros. Además, es fundamental dirigir las intervenciones a los adolescentes y los jóvenes con el fin de promover la igualdad de género y las actitudes que la fomenten», ha reclamado Claudia García Moreno, de la OMS.
El documento recuerda que todas las formas de violencia que sufre una mujer pueden afectar a su salud y su bienestar durante el resto de su vida, incluso mucho tiempo después de ocurridas. «Las víctimas corren mayor riesgo de presentar lesiones, depresión, trastornos de ansiedad, embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual (incluida la infección por el VIH) y muchos otros problemas de salud. Además, se trata de un problema que afecta a la sociedad en su conjunto y conlleva unos costos enormes que repercuten en el desarrollo general y en los presupuestos de los países», argumenta.
Para prevenir la violencia, instan a «solventar las desigualdades económicas y sociales sistémicas, velar por el acceso a la educación y al trabajo seguros e introducir cambios en las normas y las instituciones que discriminan por motivos de género». «Hay también otras intervenciones eficaces, como los programas aplicados para garantizar la disponibilidad de servicios esenciales para las mujeres que han sobrevivido a actos violentos, prestar apoyo a las organizaciones de mujeres, hacer frente a las normas sociales que perpetúan las desigualdades, reformar las leyes discriminatorias y potenciar los mecanismos jurídicos pertinentes, entre muchas otras», concluyen.