El polémico Torneo del Toro de la Vega ha tenido lugar un año más en la localidad vallisoletana de Tordesillas, donde el astado de nombre “Rompesuelas” ha sido lanceado hasta la muerte en la mañana de este martes en un ambiente de fuertes tensiones entre detractores y defensores de esta tradición medieval, en la que periodistas de varios medios han resultado agredidos.
La Asociación de la Prensa de Valladolid (APV) ha denunciado, mediante una nota informativa difundida a primera hora de la tarde, el «acoso, amenazas e incluso una agresión» a los periodistas que esta mañana han cubierto el festejo. «Un año más, la tensión que provoca este festejo ha desembocado en que los profesionales de la información se hayan convertido en uno de los objetivos de grupos de defensores de la celebración de la fiesta», lamenta la APV en su comunicado.
Considera «intolerable» que se obstaculice la labor de los profesionales, exige que se respete la libertad y el derecho a la información de los profesionales y ciudadanos, y critica que se convierta a los informadores «en parte del conflicto» y que se intente vetar la difusión «de lo que sucede en la fiesta».
Lamenta asimismo las declaraciones del presidente del patronato del Toro de la Vega, Gerardo Abril, quien ha responsabilizado a los periodistas de «molestar y manipular», por lo que ha exigido una rectificación pública.
La APV, por último, ha mostrado su disposición a denunciar estas conductas y a defender el derecho a la información «en los tribunales».
Pello Moriones, un reportero de Tele 5, ha sido objeto de un bastonazo en el micrófono con el que recogía manifestaciones de partidarios y detractores, antes del inicio del torneo, y un fotógrafo del periódico digital «La Tribuna de Valladolid», Alberto Mingueza, fue golpeado y tirado al suelo con su cámara por aficionados al Toro de la Vega. Ha sido golpeado en la espalda, sufrido contusiones, rozaduras y magulladuras, especialmente en una de sus manos, y la máquina ha sufrido algunos desperfectos.
Especialmente hostigados han sido las cámaras de Televisión Española, tanto las enviadas desde Madrid (Informe Semanal) como las procedentes del Centro Territorial de RTVE en Castilla y León, así como las de Antena 3-TV.
El fotógrafo de «El Norte de Castilla», Ramón Gómez, fue atendido inicialmente en el puesto de Cruz Roja de una presunta dislocación en uno de los dedos de una mano. En todos los casos fueron increpados, perseguidos y acometidos por tratar de filmar y captar imágenes de la presencia de activistas antitaurinos y el cruce de insultos, gestos procaces y amenazas entre ambas facciones, antes, durante y después del espectáculo. Algunos reporteros gráficos y cámaras han desarrollado su trabajo con cascos de protección. (Postdigital/Agencias)