El PP de Esperanza Aguirre habría montado el espionaje político de Madrid con el objetivo de “crear una cortina de humo” en 2009 para ocultar el estallido de la Gürtel, de manera que la atención se focalizara en los supuestos espías a sueldo.
A su llegada, el letrado defensor de José Manuel Pinto, Antonio Coronado y José Oreja ha hecho alusión a la supuesta ‘guerra interna’ que había entre los populares en aquella época en la que se tiraban «los trastos a la cabeza».
Por su parte, la Fiscalía de Madrid solicita la absolución de los acusados al considerar que no existe ninguna infracción penal en los supuestos seguimientos a distintos políticos de la Comunidad de Madrid.
En cambio, las acciones particulares acusan al director de Seguridad en la época de Aguirre, Sergio Gamón, y a otros cinco personas, entre ellas tres guardias civiles. En el banquillo de los acusados se sentarán el exfuncionario José Manuel Pinto; los guardias civiles José Oreja, Antonio Coronado y Luis Caro. También lo hará el ‘número dos’ de Gamón, Miguel Castaño Grande.
Fue Manuel Cobo, exmano derecha de Alberto Ruiz Gallardón, quien denunció que había sido víctima de vigilancias entre abril y mayo de 2008. En las diligencias se sumó la denuncia presentada por el ex consejero Alfredo Prada ante la Fiscalía de Madrid.
Los seguimientos se habrían realizado en plena batalla por el poder dentro del Partido Popular después de que Mariano Rajoy perdiera las elecciones generales de 2008. Cobo y Prada, entonces, estaban considerados como adversarios de Esperanza Aguirre.