La resolución del Tribunal Supremo sobre la imputación del líder del PP, Pablo Casado, al que decidió no investigar la semana pasada, ya ha tenido repercusiones sobre el resto del ‘caso Máster’, que ha sido archivado casi en su totalidad como consecuencia tan solo tres días después de la decisión del alto tribunal.
La jueza inicial del caso, Carmen Rodríguez-Medel, ha procedido a archivar así la causa en relación a los delitos de prevaricación y cohecho impropio para 19 imputados y cierra la pieza C de Casado, aunque ha decidido continuar investigando a la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes y a otros cuatro imputados por el delito de falsedad documental.
Rapapolvo de la jueza al Supremo
Sin embargo, la jueza carga contra el Supremo por no considerar relevante el «punto neurálgico de esta instrucción» que no es otro que «acreditar indiciariamente la existencia de actividad académica» ya que si esto era así, no solo no había cohecho para el alumno (puesto que no había regalo) sino que tampoco habría prevaricación del profesor (pues tiene libertad de cátedra para elegir cómo calificar).
Las declaraciones de los alumnos no aforados se van a la basura
Pero incluso tomando como referente el escenario del Supremo, la jueza dice que de las declaraciones de los alumnos no aforados que «a diferencia de lo ocurrido con el aforado (Casado) sí fueron citados», se desprende «información ciertamente relevante» y «significativa indiciariamente del concierto».
«Esta conclusión, sin embargo, debe rectificarse a la luz de la resolución del alto tribunal», añade la jueza, que recuerda que más allá de las propias declaraciones de los alumnos, no hay ningún «elemento objetivo» que demuestre un pacto para obtener el máster.
Sí que recuerda, no obstante, la declaración de María Dolores Cancio, profesora de la URJC, que reconoció que Álvarez Conde le regaló el título sin hacer nada, a quien da «credibilidad» pero cuyas palabras ahora no pueden ser tenidas en cuenta porque ni el Supremo ni la Fiscalía hicieron referencia a ellas.
El Supremo no consideró las confesiones
«De otro modo, de haber entendido relevante jurídicamente la confesión de una investigada por revelar una mecánica delictiva, la pieza C a buen seguro no habría sido archivada. Habiéndolo sido, por tanto, descartemos su uso como indicio de un mismo modus operandi», señala la jueza.
Respecto a los profesores, dice que «indicios incontestables de responsabilidad penal -término usado por el fiscal del Supremo Luis Navajas- no hay frente a ninguno», de forma que se pueda acreditar que calificasen «arbitrariamente» a algunos alumnos.
Aún así, según la magistrada, puede haber dudas sobre si Cifuentes y el resto de alumnos hicieron los trabajos y hoy no aparecen «por causas normales» como el paso del tiempo, y también sobre si fueron los profesores de cada asignatura los que les calificaron o la nota fue modificada por otra persona.
En cualquier caso, hubo un «grupo de alumnos» del máster de Cifuentes que afirmaron haber aprobado el título sin hacer nada. «Por pura lógica -dice la magistrada- si el propio alumno señala que nada hizo y tiene la asignatura aprobada, cabe pensar que hay un comportamiento prevaricador del profesor que le calificó». «Sin embargo, no hay indicios suficientemente consistentes al respecto», puesto que solo existe «la sola palabra» de los alumnos. (Postdigital/Agencias)