El balance de víctimas mortales a causa del bombardeo ejecutado el viernes por el Ejército de Israel contra el sur de la capital de Líbano, Beirut, ha ascendido a 45, según han confirmado este domingo las autoridades, que han afirmado que los trabajos de búsqueda y rescate continúan en la zona.
El Centro de Operaciones de Emergencia del Ministerio de Sanidad libanés ha indicado que los equipos de rescate siguen retirando escombros en la zona y ha confirmado que el proceso de identificación de las víctimas ha comenzado ya, tal y como ha recogido la agencia estatal libanesa de noticias, NNA.
Las autoridades libanesas especificaron el sábado que entre los muertos había al menos tres niños, al tiempo que cifró en cerca de 70 los muertos, entre ellos Ibrahim Akil, un alto cargo del principal organismo militar del partido-milicia chií Hezbolá que fue identificado por Israel como objetivo del bombardeo.
Akil estaba reunido con altos mandos de la Fuerza Raduán bajo un edificio residencial de un barrio en el sur de Beirut cuando se produjo el ataque, en el que, según la versión israelí, murieron otros 15 comandantes de Hezbolá, incluido Ahmed Wahbi, responsable de entrenamiento del grupo.
El bombardeo tuvo lugar días después de una oleada de explosiones coordinadas en dispositivos de comunicación supuestamente por Hezbolá, que dejó alrededor de 40 muertos y unos 3.000 heridos. Gran parte de la comunidad internacional, incluida Naciones Unidas, ha mostrado su preocupación por este suceso debido a lo indiscriminado del ataque.
El repunte de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá –un grupo apoyado por Irán que cuenta con un importante peso militar y político en Líbano– han hecho temer con la posibilidad de una expansión del conflicto en Oriente Próximo. En este contexto, el Ejército de Israel presentó la semana pasada a Estados Unidos sus «planes operativos» respecto a Líbano.