
Este domingo ha entrado finalmente en vigor el polémico acuerdo firmado entre la UE y Turquía para frenar el flujo de refugiados, mediante el cuál se pone en marcha el programa de deportación a Turquía de todos los inmigrantes que lleguen a Grecia desde ese país.
El acuerdo, sin embargo, no logra evitar que los refugiados sirios sigan intentando llegar a las islas griegas y este mismo domingo, día de su entrada en vigor, dos bebés han muerto ahogadas al caer de una embarcación en el mar Egeo y cientos de migrantes han seguido llegando a las costas helenas.
En estas travesías han muerto cuatro personas, según fuentes policiales y de organizaciones humanitarias, incluidas las dos niñas de uno y dos años de edad, que fallecieron frente a las cosas de la isla de Ro al caer de una embarcación que transportaba a 40 personas. En otro incidente, dos refugiados sirios murieron de un ataque al corazón el domingo al llegar en una lancha a la isla de Lesbos, en el norte.
En Lesbos, principal punto de entrada a Europa, la policía contabilizó la llegada de 15 lanchas, cada una con varias decenas de migrantes. Entre el sábado y este domingo por la mañana, el órgano de coordinación de la política migratoria en Grecia (SOMP) registró 875 llegadas de migrantes a las islas del Egeo. Según el SOMP, estos nuevos refugiados ya dependen del nuevo régimen, que prevé reenviar a Turquía todas las personas llegadas a partir del domingo a Grecia, incluyendo los sirios que solicitan asilo.
Un dispositivo sin afinar
«No podrán abandonar las islas y esperarán la llegada de los expertos extranjeros que iniciarán sus procesos de retorno», indicó este domingo este organismo de coordinación.
Su portavoz, Giorgos Kyritsis, reconoció el día anterior que las modalidades de aplicación no estaban todavía a punto: «Hace falta que las estructuras y el personal estén preparados, y eso llevará un poco más de 24 horas», afirmó.
Las autoridades griegas no confirmaron si los primeros reenvíos se podrán efectuar el 4 de abril, fecha que anunció la canciller alemana, Angela Merkel, el pasado viernes en Bruselas.
Este dispositivo, muy criticado por las organizaciones humanitarias, pretende frenar el flujo migratorio en el mar Egeo, por donde llegaron cerca de 150.000 personas desde principios de año, y 850.000 en 2015, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Reubicación de solo 72.000 de 2,7 millones
En contrapartida, los europeos se comprometieron a «reubicar» en sus países a un refugiado sirio de los 2,7 millones que ya están en Turquía por cada migrante que llegue a las islas griegas y sea devuelto a Turquía.
Este dispositivo tiene un cupo inicial limitado a 72.000 refugiados.
«Estamos a la espera de saber cómo se aplicarán las decisiones. Los griegos no hicieron saber que a partir del lunes los migrantes serán hacinados en los campos antes de ser reenviados», afirmó a AFP, bajo anonimato, un agente francés de la agencia europea de fronteras, Frontex, en Lesbos. Las llegadas de migrantes podrían multiplicarse todavía en el día de hoy, estimó. Pero luego, «la información de que el pasaje es ahora difícil circulará rápidamente», precisó.
Gatan, un sirio que acabó de llegar a Lesbos con su mujer y sus dos hijos, hizo oídos sordos. «En Turquía nos dijeron de no ir a Grecia, que ahora corríamos el riesgo de ser detenidos por la policía», explicó a AFP. Pero «no podemos quedarnos en Turquía. Queremos ir a Alemania o a Francia», insistió. Otro refugiado sirio de 23 años, Ali Mohamed, llegó el sábado por la noche. Afirmó que la guardia costera turca intentó pararlo y lo golpeó. (Postdigital/Agencias)