El calentamiento de las latitudes boreales como consecuencia del efecto invernadero ha provocado un desplazamiento en la estacionalidad del crecimiento vegetal en estas zonas, de modo que el ciclo de la vegetación en el norte se parece cada vez más al de las exuberantes latitudes del sur.
Estas son las conclusiones del estudio llamado Disminución estacional de temperatura y vegetación en las tierras del norte, financiado por la NASA y publicado recientemente en la revista Nature Climate Change, que ha sido llevado a cabo por un equipo internacional de científicos de 17 instituciones distintas basándose en un registro de datos de los últimos 30 años enriquecido gracias a la mejora de los datos satelitales.
El estudio examina la relación entre los cambios en la temperatura de la superficie de la Tierra y el crecimiento de la vegetación a partir de los 45º de latitud norte hasta el Océano Ártico. Los resultados muestran que la temperatura y el crecimiento vegetal en las latitudes del norte se asemejan más ahora a las que se encuentran de 4 º a 6º de latitud más hacia el sur, en relación a 1982.
Según uno de los autores principales del estudio, Ranga Myneni, del Departamento de Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Boston, en el Ártico y las zonas boreales, las características de las estaciones están cambiando, dando lugar a grandes perturbaciones para las plantas y los ecosistemas conexos: las latitudes más hacia el norte se están calentando, la estación de crecimiento vegetal se alarga y las plantas están creciendo más.
“El efecto invernadero, iniciado por el aumento de la concentración atmosférica de gases que atrapan el calor (vapor de agua, dióxido de carbono, metano), hace que la superficie de la Tierra y el aire cercano se calienten. El calentamiento reduce la extensión del hielo marino polar y la cubierta de nieve en la gran masa de tierra que rodea el océano Ártico, dejando al descubierto el océano y la tierra más oscuras, lo que aumenta la cantidad de energía solar absorbida. Esto pone en marcha un ciclo de refuerzo positivo entre el calentamiento y la pérdida del hielo marino y la capa de nieve, lo que amplifica el efecto invernadero base», explica Myneni.
El estudio afirma que como resultado del aumento del calentamiento de la superficie en la estación de deshielo, la cantidad total de calor disponible para el crecimiento de las plantas en estas latitudes del norte va en aumento. Esto creó durante los últimos 30 años grandes manchas de vegetación con fuerza productiva, con una abundancia cada vez mayor de arbustos altos y árboles en lugares de todo el Ártico circumpolar, que abarcan más de un tercio del paisaje del norte (nueve millones de km2), un paisaje muy semejante al que se encontraba a 400-700 kilómetros más al sur en 1982.
Para saber lo que está reservado para las próximas décadas, el equipo analizó 17 modelos climáticos. Estos modelos muestran que el aumento de las temperaturas en el Ártico y las regiones boreales sería el equivalente a un cambio de latitud de 20 grados a finales de este siglo con respecto a un período de comparación del 1951-1980.
Sin embargo, los investigadores dicen que el crecimiento de plantas en el norte no puede continuar con su trayectoria actual. Las ramificaciones de un efecto invernadero amplificado, como los incendios forestales frecuentes, brotes de plagas y sequías de verano, pueden retardar el crecimiento de las plantas. Además, sólo las temperaturas más cálidas en la zona boreal no garantizan más crecimiento de las plantas, ya que también dependen de la disponibilidad de agua y la luz solar.
«El efecto invernadero se podría ampliar más en el futuro con la descongelación de los suelos del norte, liberando cantidades potencialmente significativas de dióxido de carbono y metano», concluye Myneni.
Para cuantificar estos cambios de vegetación en diferentes latitudes desde 1982 hasta 2011, los autores del estudio utilizaron datos satelitales procedentes de satélites de órbita polar de la NOAA equipados con radiómetros avanzados de alta resolución (AVHRR) y los espectro-radiómetros de imagen de resolución moderada de los satélites Terra y Aqua de la NASA.
Los datos, los resultados y los recursos informáticos de este estudio estarán disponibles en NASA Earth Exchange (NEX), un centro colaborativo de supercomputación en Ames.