
Colectivos trans y feministas han coincidido en aplaudir el cambio de nombre de la secretaria de Estado de Igualdad que sustituye el termino ‘violencia de género’ por el de ‘violencia contra las mujeres’, aunque cada uno con sus reservas.
Así consta en los acuerdos de personal aprobados en el Consejo de Ministros este martes 16 de enero, en el que vuelve a nombrase a Ana María Calvo Sastre como secretaria de Estado de Igualdad y para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Calvo Sastre ya había sido nombrada el pasado 5 de diciembre como secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género.
En esta línea, la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres ha señalado que, en principio, el cambio les parece «adecuado». En todo caso, la organización ha apuntado que falta que expliquen «qué entienden por mujeres». «La explicación es procedente porque recordemos que en los últimos debates electorales se preguntó al presidente del gobierno quiénes son las mujeres y no contestó», ha recordado.
Por su parte, la Federación Plataforma Trans ha celebrado este nuevo nombramiento y ha precisado que «es un título inclusivo». «Hablar siempre de mujeres en plural es reconocer la diversidad de mujeres y que ninguna de ellas puede quedar desprotegida por parte del Estado. Con lo cual creo que lo celebro y me parece acertado», ha afirmado la presidenta de la Plataforma Trans, Mar Cambrollé, en declaraciones a Europa Press.
Sin embargo, Cambrollé ha pedido «coherencia» y «compromisos concretos» para «avanzar». «Solamente con buenas intenciones, solamente con brindis al sol, que no son compromisos concretos, no vamos a avanzar. Creo que es importante que, paralelamente a esto, la ley contra la violencia de género hacia las mujeres incluya también la protección a todas las mujeres, con los mismos protocolos contra la violencia de género que a cualquier mujer», ha argumentado.
Además, ha insistido en el cese «inmediato» de Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres, porque «representa violencia hacia las personas trans, odio hacia las personas trans y es antagónico al principio de igualdad».
Fuentes del ministerio de Igualdad han señalado a Europa Press que esta modificación se trata de «algo común» y que cada ministerio determina los nombres de sus unidades.
VIOLENCIA DE GÉNERO
El término violencia de género se popularizó en España a partir de 2004 con la aprobación de la Ley que persigue la protección de las mujeres que sufren malos tratos por parte de sus parejas o exparejas. Desde 2014 también son considerados víctimas de violencia de género los hijos menores de edad de las mujeres que sufren este tipo de violencia.
Sin embargo, deja fuera otras violencias machistas, y que afectan a las mujeres por el hecho de serlo, aunque a lo largo de la pasada legislatura, y en virtud del Pacto de Estado contra la Violencia de Género suscrito en 2017, se ha ido implementando normativa desde el Ministerio de Igualdad que dirigía Irene Montero para extender las medidas de protección a todas las víctimas de violencia machista. A pesar de ello, la número dos de Montero, Ángela Rodríguez ‘Pam’, mantuvo el cargo de secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, que ahora cambia su nomenclatura.
Por otro lado, el término violencia de género es cuestionado por algunas corrientes del feminismo al entender que el género es una construcción social mientras que las mujeres sufren violencia por razón de su sexo, no por su género.
El exdelegado del Gobierno contra la violencia de género Miguel Lorente explicó a Europa Press que la diferencia entre los conceptos de ‘de género’ y ‘contra la mujer’ viene de los años 90, antes de que se profundizara sobre el concepto y cuando este englobaba solo a las mujeres. Hoy en día, tal y como ha apuntado, hay «más pluralidad y otras construcciones de género» que, tal y como ha insistido, tampoco son aceptadas por el machismo.
Aún así, debido a la Ley contra la violencia de género, aprobada en 2004, se recurre al término violencia de género solo cuando la violencia contra la mujer la ejerce una pareja o expareja de la víctima –tal y como recoge la norma–, mientras que violencia contra la mujer se extiende a casos en que víctima y agresor no se conocen o no mantenían una relación sentimental, como violaciones, acoso, trata con fines de explotación sexual o mutilación genital, entre otras.
Pero, tal y como ha apuntado Lorente, las motivaciones de ambas son las mismas, así que se pueden usar ambos términos indistintamente.
En cualquier caso, sobre la posibilidad de cambiar el término ‘de género’ ante las discrepancias que existen en el feminismo sobre este concepto, Lorente es partidario de mantenerlo añadiendo «contra la mujer».