La Comunidad de Madrid, pionera en la libertad total de horarios comerciales, ha registrado la mayor caída de ventas de toda España. Abrir la persiana durante más horas no va de la mano de aumentar el volumen de ventas.
Dos años después de que el gobierno autonómico de Esperanza Aguirre decretase la medida, los resultados no son los esperados. La medida se implantó con el objetivo de crear más empleo e incrementar las ventas de los comercios minoristas, pero el tiempo ha constatado el fracaso absoluto de la iniciativa.
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), los comercios minoristas de la Comunidad de Madrid son los que han registrado la caída de ventas más elevada de toda España, un 2,7%, que tiene su reflejo sobre la caída del empleo en este sector en un 1,1% en la misma comunidad, la más desfavorecida también en este sentido, frente al 0,4% de caída de media nacional del empleo en el comercio minorista.
En el resto de España la tónica general es la del estancamiento, manteniéndose en el entorno del 0%, a excepción de algunas comunidades como Cantabria (5,2%) o Canarias (4,4%), que sí han experimentado cierto incremento en las ventas.
Otras comunidades en las que se ha producido un aumento en las ventas han sido País Vasco (2,1%), Cataluña (0,5%) o Andalucía (0,4%). Unos datos que llaman la atención por contraste con el régimen de horarios de comercios en Madrid, ya que son precisamente estas comunidades la que presentan las normativas más restrictivas en ese sentido, no permitiendo la apertura en domingos y días festivos.
Para la Unión de Asociaciones de Trabajadores y Emprendedores de Madrid (UATAE) estos son “malos datos” en el Comercio minorista, “ya que suponen el estancamiento de las ventas de un sector determinante para la economía y para los autónomos, y que tienen como consecuencia que continúe la pérdida de empleo en el sector”.
Además, UATAE destaca la preocupación en aumento para los pequeños comerciantes, ya que supone “continuar la tendencia de una distribución de las ventas en contra de los autónomos y en beneficio de las grandes cadenas y grandes superficies”.
Son precisamente las grandes superficies las únicas favorecidas por la liberación del régimen de horarios, ya que los pequeños comercios, en muchos casos de gestión familiar, no pueden competir en horas de atención al público con las grandes empresas que cuentan con grandes plantillas de trabajadores.