Acosado por los escándalos de corrupción, el primer ministro turco, Recep Tyayip Erdogan, amenazó este domingo con “romper las manos” a quienes actúen en este sentido contra el Gobierno turco desde la protesta o la investigación, acusándoles de “espías” y “traidores” que, según él, formarían parte de un complot para minar la autoridad de los altos cargos de su Ejecutivo.
«Todo el mundo sabrá cuál es su sitio. Dejemos que los amigos y enemigos sepan esto. Romperemos las manos a todo aquel que se atreva a hacer daño a este país, todo aquel que intente tocar nuestra independencia», fueron las palabras del primer ministro turco durante un mitin ante militantes de su partido, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP).
Es la respuesta de Erdogan a la manifestación de miles de ciudadanos que el mismo domingo llenaron la Plaza Kadikoy en Estambul para pedir su dimisión y la investigación real de la corrupción urbanística por la que ya han sido detenidas 24 personas, entre las que se encuentran los hijos de los ministros turcos de Interior y Economía, diversos cargos públicos, varios empresarios e incluso el director general de uno de los más importantes bancos públicos de Turquía, el banco Halbank.
La intervención de Erdogan para frenar las acusaciones de corrupción sobre su Gobierno ha llegado hasta el punto de destituir de sus cargos con efecto inmediato a 25 altos mandos policiales que iniciaron la investigación sobre las irregularidades urbanísticas, incluido el poderoso jefe de la Policía de Estambul, de entre los cerca de 70 funcionarios que han sido cesados o trasladados a otros puestos.
La protesta ciudadana por este proceder de Erdogan, convocada por sindicatos, colegios profesionales, grupos feministas y de derechos humanos y en la que se retomaron lemas de la llamada “primavera turca” del Parque Taksim Gezi de hace seis meses, fue reprimida con el uso de gases lacrimógenos y cañones de agua.