Esperanza Aguirre, la presidenta del Partido Popular de Madrid, no predica con el ejemplo y protagoniza una escena rocambolesca de desobediencia a la Policía Municipal.
Los policías municipales han logrado alcanzar el vehículo de la presidenta colocándose a su altura y le han dado instrucciones para que se detuviera, sin embargo, Aguirre ha desatendido las instrucciones policiales y ha continuado su carrera hasta lograr entrar en el garaje de su vivienda en el madrileño barrio de Malasaña.
Es entonces cuando entran en escena dos agentes de la Guardia Civil que habitualmente vigilan la casa de la presidenta del PP, quienes han salido del edificio para ofrecer a los agentes de Movilidad la realización de un parte amistoso del accidente.
Lejos de aceptar la oferta, los agentes municipales se han negado a acceder a tal acuerdo y han solicitado la presencia de Aguirre para notificarle en persona las multas por todos los delitos que hubiera podido cometer, sin éxito, por lo que se han visto obligados a acudir a denunciar los hechos en comisaría.
Antes de efectuar la denuncia, los agentes de Movilidad han requerido atención sanitaria por sufrir una crisis de ansiedad.
La versión de los agentes difiere de la que Esperanza Aguirre ha ofrecido posteriormente al diario ABC, el único periódico por el que ha accedido a ser entrevistada. Según la presidenta del PP madrileño, ella ha colaborado con los agentes y ha decidido darse a la fuga porque “lo único que querían era una foto” suya durante el incidente.