
“Estoy emocionado de anunciar que hemos acordado la adquisición de WhatsApp y que todo su equipo se unirá a nosotros en Facebook”.
Así comienza el comunicado mediante el cual, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, informaba en su perfil de la red social sobre la compra este miércoles del gigante de mensajería instantánea WhatsApp por el coste de 16.000 millones de dólares.
La satisfacción de Zuckerberg es comprensible, ya que WhatsApp es el servicio de mensajería para teléfono móvil más conocido en el planeta, con más de 450 millones de usuarios, y había sido cortejado por muchas empresas, entre ellas Google, que había mostrado también un gran interés.
Todo apunta a que la victoria de Facebook sobre Google se halla en la astronómica cantidad que se ha pagado para su adquisición: 16 veces más de lo que pagó hace poco más de un año por Instagram, la aplicación para compartir fotografías, que le costó 1.000 millones de dólares. El pago ha sido acordado de modo fraccionado, entregándose 4.000 millones en efectivo y el resto en acciones de Facebook, además de otros 3.000 millones de dólares en acciones destinados a los fundadores y empleados de WhatsApp, que los irán recibiendo a lo largo de los cuatro años próximos.
Marc Zuckerberg ha aclarado que tanto el sistema de mensajería de WhatsApp como Facebook Messenger continuarán funcionando independientemente, ya que prestan un servicio diferente aunque igualmente importante. WhatsApp mantendrá su imagen de marca, sus oficinas seguirán localizadas en Mountain View y su fundador, Jan Koum, pasará a formar parte de la junta directiva de Facebook.
Para Zuckerberg, WhatsApp ayudará a Facebook en lo que dice ser su misión en la vida: “hacer un mundo más abierto y conectado, mediante la creación de servicios que ayuden a la gente a compartir cualquier contenido con cualquier grupo de personas”.