Dos años después del cierre de Megaupload, Kim Dotcom, su fundador, sigue en Nueva Zelanda, ha recuperado sus cuentas bancarias y propiedades, ha sentado en el banquillo al primer ministro de la nación y la jueza del Tribunal Supremo ha ordenado que el FBI haga copias de todo el material incautado y se lo reenvíe a su propietario asumiendo los costes de la operación.