El martes, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, celebró que acababa de ser proclamada Gran Dama de los Reales Tercios de España con dos gritos respondidos por un coro de guerra.
-¡Viva España, viva el Rey!
Las voces que acompañaron fueron, entre otras, las de los miembros de la junta nacional de la Asociación de Tercios Reales de España, que habían acudido a la Real Casa de Correos, sede institucional del Gobierno de la Comunidad de Madrid, para imponer la distinción a la baronesa. Sin embargo, la ceremonia no estuvo marcada por el lenguaje neutro que suele acompañar a los actos oficiales. Más bien al contrario. Cuando el General del aire retirado Agustín Álvarez habló en nombre de la Asociación, todos los manuales de protocolo se echaron a perder. La mesura que hace de las instituciones la casa común de todos los ciudadanos fue socavada. Y la sala que acogió el acto se transformó en algo más que el escenario de una concentración en loor de Díaz Ayuso.
“Siempre nos tendrá a su lado”, promete Álvarez. “Solo los indeseables malnacidos no reconocen sus méritos gestionando la pandemia de 2019 [sic], la borrasca Filomena de 2021, o la Dana de 2023, el apoyo dado a la hostelería y el comercio de Madrid en todos los casos, las ampliaciones del Metro (…)”, dice el también presidente de la delegación madrileña de la Asociación de veteranos de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil
El General Álvarez no tiene suficiente con demostrar su devoción a la derecha. A las alabanzas al premiado que acompañan a la entrega de cualquier galardón se le une la insinuación de un insulto al presidente del Gobierno Pedro Sánchez (”nos gusta la fruta, lo primero es la libertad y después todo lo demás”, dice recordando el “hijo de puta” que la presidenta dedicó al socialista en el Congreso de los diputados); el rechazo absoluto a que el PSOE y Sumar hayan formado gobierno (”no se sabía el resultado final de las traumáticas elecciones generales”); o una defensa de las políticas del PP, que lleva gobernando más de un cuarto de siglo en la Comunidad de Madrid (”la educación concertada también es libertad”).