Según los datos publicados por el SCS, mientras el gasto público bajaba una media anual del 2,8%, el privado se iba inflando con un crecimiento positivo del 3,8% al año. Este descenso del gasto público es una constante desde 2009, año en el que la inversión en el sector público sanitario comenzó a caer en picado, sufriendo su mayor desplome con los recortes de 2012 impuestos por el Gobierno de Mariano Rajoy.
Así, el gasto público pasó de los 74.987 millones de euros en 2010 a los 66.522 millones en 2013, año en el que toco fondo para subir apenas nada en 2014, con 66.826 millones de euros dedicados a la Sanidad. En cuatro años, la sanidad pública española perdió el 10,88% del gasto que se le aportaba anteriormente.
Sin embargo, la sanidad privada vivió el fenómeno contrario, al pasar de los 24.912 millones de euros en 2010 a los 28.895 de 2014, un aumento del 15,98% del gasto privado. En 2010 el gasto privado representaba el 24,9% del total de la Sanidad, en 2014 era ya del 30,2%.
En números redondos, entre 2010 y 2014, el gasto sanitario público sufrió un recorte de 8.161 millones de euros, mientras que el privado creció en ese mismo período 3.983 milones.
En cuanto al gasto del PIB en materia de Sanidad en su conjunto, este apenas ha variado entre 2010 y 2014, sin embargo, cuando en 2010 el gasto sanitario público era del 6,9% del PIB y el privado era del 2,3%, en 2014 el gasto público cayó al 6,4% del PIB y el privado se elevó hasta el 2,8%.
La privada se nutre del abandono de lo público
Una explicación al auge de la sanidad privada podría encontrarse en el deterioro de los servicios públicos como consecuencia de las políticas de recorte social, con la reducción del personal sanitario y el incremento del tiempo de espera en las listas de atención médica, que ha llevado a muchos usuarios a verse forzados a recurrir a la sanidad privada como alternativa.
El Ministerio de Sanidad, en este informe, achaca la subida del gasto privado sanitario principalmente al “gasto de bolsillo”, lo que los ciudadanos han destinado individualmente al copago, los productos médicos no financiados y, también, a la contratación de seguros privados. Según el estudio, en el año 2014 el 81% del gasto privado en sanidad corresponde a este “gasto de bolsillo”.
Para la Federación de Asociaciones para la defensa de la Sanidad Pública (Fadsp), los datos de este informe ponen en evidencia “el estado de recortes, deterioro, desmantelamiento y privatización al que ha sido sometida la Sanidad pública por parte, tanto del Gobierno central, como de los gobiernos autonómicos del Partido Popular, que han logrado que pasemos de un excelente sistema sanitario, referencia a nivel internacional, a uno mediocre y en situación crítica”.