La justicia británica ha cerrado una nueva puerta al recurso de inmunidad de Juan Carlos I en la demanda por presunto acoso abierta en Inglaterra por su ex amante, Corinna zu Sayn-Wittngstein. El juez Matthew Nicklin, del Alto Tribunal de Londres, ha denegado esta mañana el permiso al rey emérito para recurrir ante él su decisión de no reconocer su inmunidad como miembro de la Casa Real española. Así, al ex monarca sólo le queda el Tribunal de Apelación para intentar paralizar el caso, que decidirá a finales de junio si ratifica o rechaza la posibilidad de que el Rey Emérito sea juzgado por un tribunal británico.
Así, los abogados de Juan Carlos I tienen hasta el 30 de mayo para presentar sus argumentos ante este tribunal, como ya han confirmado que harán. A partir de ahí, la resolución podría llegar en las próximas cuatro semanas, por lo que se estima que el proceso se cerraría o continuaría a partir de la primera semana de julio. La demanda presentada por Corinna, ex amante y confidente del rey emérito durante muchos años, está relacionada con el supuesto acoso al que ha sido sometida desde 2012 por parte del entorno del monarca y, según ella, incluso por agentes del CNI, lo que le ha hecho temer por su «seguridad» y la de sus hijos. Por ello, solicita una indemnización en concepto de daños y perjuicios por el «gran dolor mental, alarma, ansiedad, angustia y pérdida de bienestar, humillación y estima moral» que ha sufrido durante los últimos años.
La clave entre lo que pide la defensa del padre de Felipe VI y lo que sostiene el juez que instruye la causa es, más allá de dirimir si las acusaciones son ciertas o no, si en el momento en que se produjeron los delitos de los que se le acusa estaba protegido por la inmunidad que le confiere su condición de Jefe de Estado. Así, cualquier acto que se hubiera producido entre 2012 y el 18 de junio de 2014, cuando se consumó oficialmente la abdicación en su hijo, estaría, según la defensa, bajo el paraguas de una inmunidad que la Justicia británica no tiene tan clara.
En su auto del pasado jueves, el juez Nicklin niega esta condición al emérito por «no ser ya soberano ni jefe de Estado», e incluso cuestiona que siga perteneciendo a la Casa Real. Si tuviera inmunidad en virtud de los acuerdos de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, Juan Carlos I sólo podría ser juzgado por el Tribunal Supremo español.
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Además, los abogados de Corinna zu Sayn-Wittngstein también han pedido durante la vista de hoy que la parte contraria corra con las costas judiciales, que por el momento ascienden a 230.000 libras (unos 300.000 euros). El juez Nicklin, sin embargo, considera que este aspecto se resolverá más adelante, y ha aprovechado para recordar que ambas partes «tienen recursos suficientes» para seguir adelante con el proceso sin resolver este punto.
Corinna zu Sayn-Wittngstein y Juan Carlos I iniciaron una relación en 2004 que, según la defensa, terminó en 2009 después de que la ex amante supiera que el emeritense le era infiel. Ambas partes mantuvieron, sin embargo, la amistad tras la ruptura, y en 2011, según la denunciante, Juan Carlos I le hizo una serie de regalos, como joyas, obras de arte y también 65 millones de euros en junio de 2012. Ese año, además, el emérito habría intentado reiniciar la relación sentimental, pero, según la versión de la empresaria, ella se negó.