El Gabinete Económico de CCOO ha realizado un estudio a partir de los datos EPA y de afiliación a la Seguridad Social, según el cual la reforma laboral pactada en 2021 y con efectos desde 2022 ha mejorado la calidad del empleo, aumentando la estabilidad, al mismo tiempo que ha reducido la rotación laboral. Y todo ello se ha logrado alcanzando máximos históricos de personas asalariadas.
Según este análisis, nuestro mercado de trabajo se ha “calmado” y necesita menos contrataciones para funcionar adecuadamente y generar empleo. La cifra total de contratos se ha reducido en torno al 30%. Mientras que en 2019 se firmaron 22,5 millones de contratos (91% temporales), en lo que llevamos de 2023 se han firmado 14,3 millones (57% temporales).
La composición del empleo mejora de forma sustancial. La reforma laboral, según datos de la EPA, ha provocado entre 2019 y 2023 un acusado descenso de las personas trabajadoras con contrato temporal (-1,3 millones) y un fuerte aumento de aquellas con contrato indefinido (+2,4 millones), principalmente de carácter permanente (+2,1 millones). La foto de la composición del empleo en nuestro país es la siguiente: 79 de cada 100 asalariados son indefinidos de carácter permanente, únicamente 4 de cada 100 son fijos discontinuos y los temporales suponen 17 de cada 100.
La rotación laboral global se reduce. Si en 2019 con 16,7 millones de personas asalariadas según la EPA se firmaron 22,5 millones de contratos (1,35 contratos por cada asalariado), en 2022 se firmaron 18,3 millones de contratos para 17,3 millones de personas asalariadas (1,06 contratos por cada asalariado). La estimación para 2023 es que se firmen alrededor de 15,6 millones de contratos para 17,8 millones de personas asalariadas (0,88 contratos por cada asalariado). Esto supone un descenso de la rotación laboral global del 35% entre 2019 y 2023.
Si nos aproximamos a la rotación laboral por el flujo de altas y bajas en la afiliación a Seguridad Social se constata también la reducción. En 2019 se produjeron cerca de 50 millones de movimientos (altas y bajas), mientras que en 2022 para un mayor volumen de empleo los movimientos laborales se redujeron a 44,4 millones. La media de altas y bajas por cada persona afiliada al régimen general ha pasado de situarse alrededor de 3,4 antes de la pandemia a descender a 2,84 en 2022 y a 2,79 en 2023, según la estimación.
Esta transformación en la composición del empleo ha provocado un cambio sustancial en la composición de las bajas laborales. Antes de la reforma laboral los contratos temporales explicaban el 82% de las bajas; en 2023 suponen el 50% y la práctica totalidad de estas bajas se da por finalización del contrato. Los trabajadores con contrato indefinido pasan a explicar el 50% de las bajas, cuando antes no suponían el 20%.
El pase a inactividad de los fijos discontinuos, al menos una vez al año en la mayor parte de los casos, se ha convertido en el segundo motivo de baja en la afiliación a la Seguridad Social (20% del total de las bajas) por detrás de la finalización del contrato temporal y suponen el principal motivo de baja en la Seguridad Social de entre los trabajadores con contrato indefinido (43%). Es decir, un reducido número de trabajadores (4 de cada 100 según la EPA), que tienen un contrato fijo discontinuo, provoca un gran número de bajas a la seguridad social (20 de cada 100 bajas totales; 43 de cada 100 bajas de empleados con contrato indefinido).
Para Carlos Gutiérrez Calderón, Secretario de Estudios y Formación Sindical, estos datos confirman “el impacto positivo que ha tenido la reforma laboral para los trabajadores y trabajadoras, mejorando la calidad y estabilidad del empleo, al mismo tiempo que ha provocado una reducción de la rotación laboral”.