A mediados de enero el Partido Popular se comprometió a tres medidas para frenar la corrupción interna de su partido. Tenían como objetivo responder a la ausencia de información y transparencia para lavar su imagen ante su electorado y de la ciudadanía en general.
Por un lado, anunció que el partido sería sometido a una auditoría externa de toda la contabilidad histórica del Partido Popular, que aunque, en principio, no sirviera para detectar fondos en B, no se ha llevado a cabo, según fuentes del PP, porque las principales auditoras a las que han acudido se han negado a realizarlas.