
“Dos millones de euros y, aparte, todos los gastos que haya habido y que sean del juicio, pagados. Por lo tanto, serían los dos millones y lo que sea, 300.000 o 400.000 euros, el resto de lo que pueda suponer el proceso. Para que no hubiera ningún rastro, todo ‘cash”, y ya se vería la forma de hacer llegar ese dinero para no comprometer a nadie”.
Este sería el ofrecimiento que el marqués de Mondéjar habría trasladado en nombre del rey emérito, Juan Carlos I, al secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernard, como soborno para que accedieran a retirar su acusación contra la infanta Cristina en el Caso Nóos, según una grabación que publica este martes el diario El Mundo.
La grabación registra una conversación entre Bernard y la abogada de Manos Limpias, Virginia López-Negrete, que tuvo lugar el 10 de diciembre de 2015, poco antes de la celebración del juicio, en la que este informa a la letrada del mensaje de la Casa Real y relata cómo se produjo el encuentro entre él e Íñigo Cotoner de Martos, marqués de Mondéjar, que le citó en un restaurante para hacerle el ofrecimiento en nombre del anterior rey, padre de la infanta Cristina.
Según narra Bernard a la abogada, el encuentro se habría producido un par de días antes “donde Pocholo”, un restaurante de nombre Casa Tere, donde Cotoner habría pedido que Manos Limpias estudiara el mensaje del rey emérito con la máxima discreción. Bernard informa a la letrada de que, durante la conversación con el emisario del rey emérito, él no responde en ningún momento al ofrecimiento y que esa decisión ha de ser consensuada con ella, “tomada de común acuerdo”.
“¿Qué es lo que quieren, que nos retiremos el día 11 y que no nos opongamos a la cuestión previa y que retiremos la acusación?”, pregunta la abogada a Bernard, quien responde que no, que lo que quieren es “que veamos de qué manera el tema de la cuestión previa, con qué forma jurídica se puede llevar…”. A lo que López-Negrete responde “¡Flipo, Miguel! Son unos sinvergüenzas, nos quieren despachar con dos millones y medio, pero qué hijos de puta que son”. “No paran, eh”, expresa la abogada en otro punto de la conversación, dando a entender que no era el primer ofrecimiento que se producía desde la Casa Real.
Bernard explica también a la letrada “las pegas” que él le ve a aceptar el ofrecimiento y que también le expuso a Cotoner durante el encuentro: “la primera es que se nos van a echar encima los medios de comunicación diciendo que estos tíos han trincado”.
“Le dije, mira, la reacción será de los medios de comunicación, que van a decir que nos hemos vendido, así de claro. Y esto puede perjudicar tanto a nosotros como a vosotros, porque van a pensar que si esto beneficia a la Jefatura del Estado, ha sido la Jefatura del Estado la que ha llegado a un acuerdo aunque no se sepa si ha habido o no retribución del tipo que sea”.
Según Bernard, la respuesta del marques de Mondéjar fue mencionar al Grupo Godó, un importante grupo español de comunicación, haciendo referencia a que ellos controlan a una serie de medios. “Y yo le dije: sí, controláis hasta cierto punto, pero habrá periódicos que no controléis. Y él me dice: minorías. Y yo: pero lo que no vais a controlar es las redes sociales”. En este punto interrumpe la narración López-Negrete para apostillar: “De minorías nada, de los periódicos de izquierdas no controlan ni uno”.
Según Bernard, el emisario del rey incidió entonces en que “de todos modos, el escándalo puede durar uno o dos días. Si a la hija del rey se la condena, sería un éxito para Manos Limpias, que también puede durar uno o dos días”. “O toda la Historia, Miguel, toda la Historia”, responde la abogada a Bernard.
El marqués de Mondéjar, según la narración de Bernard, insistió entonces en que existen “fórmulas para vestir al santo, fórmulas jurídicas que lo pueden solventar”, en referencia al modo legal de que Manos Limpias se retirara de la acusación contra la infanta sin levantar demasiado revuelo. Después, el emisario del rey insinuó a Bernard lo que la abogada calificó de “amenaza velada”: “Esto es David contra Goliat, en todo proceso legal siempre hay uno que es más fuerte que el otro”.
López-Negrete pregunta a Bernard si acudió a la reunión con el marqués con una grabadora y él le responde que no, que le había parecido “de mal gusto”. La abogada añade: “deberías haberla llevado”.
“Yo espero que él tampoco llevara grabadora, en todo caso es un tema que le comprometía porque ha sido él el que ha venido con ese mensaje y, por lo tanto, como yo lo único que hice fue escuchar y no me pronuncié bajo ningún concepto, no que nosotros hemos pedido absolutamente nada. Por eso, si él grabó, ha quedado perfectamente claro que ha habido un ofrecimiento que ha hecho él poniendo de pantalla al rey emérito y que yo he escuchado nada más”, insiste Bernard a este respecto.
Es entonces cuando la letrada cierra la grabación con un mensaje que se cuida mucho de dejar claro: “Te voy a dar mi opinión: la respuesta es un no rotundo, pero rotundo, y te voy a decir por qué: en primer lugar, porque a estas alturas de la película, ni tú ni yo estamos aquí por dinero, si hubiéramos querido estar por dinero ya lo hubiéramos hecho en otro momento que hubiera sido más fácil vestir el santo que ahora”.