Aún sigue habiendo algunos templos católicos abiertos y llamadas a la oración tanto en España como en Italia y, sobre todo, los servicios de catequesis siguen en activo, mientras todos nos preguntamos por quién doblan las campanas.
Aunque Italia y España han actuado más a tiempo que otras naciones para contener el virus, su mortalidad está muchos más disparada que en otros países, especialmente entre la gente mayor que frecuenta estos templos religiosos.
La semana pasada nos sorprendía una noticia de que distintas monjas habían abandonado las residencias de ancianos que regentaban con hasta 12 ancianos muertos a sus espaldas, y multitud de testimonios están atestiguando que las residencias privadas regentadas por eclesiásticas tienen una mortalidad mucho mayor.
También en Italia hay hasta 50 sacerdotes muertos que habían hecho oficio religioso y la mortalidad entre católicos es mucho mayor que entre ateos.