Las empresas hoteleras de la península ibérica han recibido con alegría la noticia de que precisamente las zonas más turísticas y masificadas del país son precisamente las que han pasado a la fase 1 de la desescalada en el confinamiento por el coronavirus.
En la comunidad valenciana, por ejemplo, mientras pueblos de interior sin apenas infectados siguen en confinamiento, bazares turísticos para extranjeros de parranda, como Benidorm, abren con alegría sus puertas para volver al trabajo y acoger infectados de distintas naciones.
Cabe recordar que Benirdorm y Alcoy fueron los principales núcleos infecciosos de la Comunidad Valenciana, algo que no les ha impedido pasar sin problemas a la fase 1.
Más sonado es el caso de Baleares, centro neurálgico del trafico de drogas europeo, del turismo de puticlub y discoteca, que casualmente ha pasado a la fase 1 sin complicaciones y se prepara para volver a su peculiar modelo de negocio.
Otras zonas turísticas de otras partes del Estado, como las Islas Canarias, han sido felicitadas por su buen trabajo y también se preparan para poner en peligro a los trabajadores del sector mientras van a la ruina por la bajada del turismo.
En los últimos días, en la televisión se han sucedido los publirreportajes de cadenas hoteleras incluso en espacios de noticias, asegurando que tomaban unas medidas draconianas y tecnológicas para respetar la salud de sus inconscientes clientes que piensan acoger de distintas naciones. Se habla de las kellys y el personal hotelero como valientes que se preparan para volver al trabajo con el mismo sueldo y con más posibilidades de infección.
Mientras provincias donde las infección se ha propagado menos, como Albacete o algunas zonas de Castilla y León, siguen en fase 0, el Gobierno abre los verdaderos núcleos infecciosos potenciales a nuevos infectantes internacionales.
Bienvenidos a nuestro nuevo modelo de negocio: Turismo de Sol y Muerte.