Los fracasos de España un año tras otro en el festival de Eurovisión no salen gratis. La factura a pagar por la candidatura española en el concurso europeo de la canción asciende este año, según las respuestas del presidente de TVE en el Congreso de los Diputados, a unos 400.000 euros de dinero público por enviar a Amaia y Alfred a Lisboa a terminar en el puesto 23 de 26 países participantes.
#TRANSPARENCIA Tras casi dos años de trámites, dos reclamaciones y un juicio después, @rtve me entrega los costes de producción de EUROVISIÓN de 2016.
Gracias @ConsejoTBG por defender mis intereses (y los de todas y todos) Aquí el documento completo: https://t.co/EFavUfNY7r pic.twitter.com/lACJvH8GHQ
— Stéphane M. Grueso (@fanetin) 9 de abril de 2018
Ligeramente inferiores son las cifras de certámenes anteriores: los 396.918 euros para Edurne (puesto 21 de 27 participantes) en Eurovisión 2015, los 386.994 euros en Eurovisión 2014 para Ruth Lorenzo que alcanzó el décimo puesto o los 379.893 euros de Eurovisión 2013 con la candidatura de El sueño de Morfeo, que quedó en el penúltimo puesto.
En los gastos se incluyen el montaje y la propuesta técnica y visual, los traslados y estancias de la delegación española en el país anfitrión del certamen y el pago a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) de los derechos de retransmisión de las dos semifinales y de la final, que supone la cifra más alta con un coste de algo más de la mitad del total.
El coste para el país anfitrión
Para los países ganadores de los certámenes, sin embargo, el desembolso se eleva hasta decenas de millones de euros. La millonaria factura para Portugal por Eurovisión 2018, por ser la anfitriona en esta edición, supone un presupuesto de 23 millones de euros. Según informó ‘Correio da Manha’, la televisión pública del país cubre 12 de esos millones mientras el resto corre a cargo del Ayuntamiento, Turismo de Lisboa y Turismo de Portugal, que aportan 11 millones.