La primera ministra británica, Theresa May, se ha llevado un fuerte batacazo en las elecciones británicas tras perder 12 escaños y la mayoría absoluta en unos comicios anticipados que convocó con el objetivo de hacer una demostración de fuerza, aumentar la presencia de los conservadores en el Parlamento y legitimarse para las duras negociaciones del Brexit, que se activa dentro de diez días.
Las matemáticas dejan a May a 8 circunscripciones de la mayoría absoluta, que se sitúa en 326, y desmonta el discurso de la primera ministra británica de ser la única opción para Reino Unido que puede aportar estabilidad en tiempos de incertidumbre política.
Sin embargo, May ha vuelto a insistir este viernes en que “el país necesita un periodo de estabilidad, y sean cuales sean los resultados, los conservadores garantizarán esa estabilidad para que podamos estar unidos como país”. May ha realizado estas declaraciones tras conseguir mantener su escaño por Maidenhead, reiterando que una de sus prioridades será trabajar para lograr una correcta aplicación del ‘Brexit’. Horas después, el partido conservador anunciaba que logrará formar gobierno con los 10 votos de los unionistas irlandeses (DUP), que ya han confirmado su apoyo
Por su parte, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, que ya no puede formar gobierno, ha pedido hoy la dimisión de Theresa May dada su clamorosa pérdida de apoyos en estos comicios. «La primera ministra convocó las elecciones porque quería un mandato. El mandato que ha logrado es que los conservadores han perdido escaños, votos, apoyo y confianza», ha manifestado Corbyn: «Creo que eso es suficiente para que se vaya».
También la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ha afirmado que las elecciones han sido «un desastre» para la primera ministra británica, pero su propio partido también ha salido perjudicado de estas elecciones.
El fracaso de May se ha debido a varias razones, entre ellas, confiar en los sondeos y convocar unas elecciones anticipadas (tres años antes de lo previsto) después de haberse comprometido a no hacerlo, una campaña electoral de los conservadores mediocre por no decir desastrosa y su negativa a participar en debates, el anuncio de medidas tan impopulares como la denominada popularmente “Dementia Tax” (una reducción de la financiación de los tratamientos médicos para personas mayores) o una mala gestión de los últimos atentado terroristas tras los recortes en Interior.
La participación era clave para la suerte de los dos grandes partidos, pero se trata una variable que en Reino Unido no se conoce con precisión hasta que el escrutinio ha quedado prácticamente completado bien avanzada la jornada posterior a la votación.