El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, defendió, en un encuentro con periodistas, profundos cambios en la regulación de la contratación y los convenios que supondrían una nueva reforma laboral. Rosell propugna con carácter general un contrato único con indemnización creciente y, para los jóvenes, minijobs con sueldos por debajo de convenio con la siguientes palabras: “Si a mí me dejas la legislación laboral, te la cambio en una semana”
“Aunque los sindicatos lo llaman contratos basura, nosotros creemos que es mejor tener a la gente trabajando una hora, dos horas o tres horas que cero. Esa es nuestra teoría. Y que a lo mejor este contrato pudiera ser compatible con la percepción de algún tiempo de subsidio pagado por el estado”, dijo en referencia a los miniempleos, que según su punto de vista deberían ser completados con los impuestos de todos los ciudadanos. Para estos minijobs, la patronal cree que habría que permitir salarios por debajo de los niveles de convenio. Respecto a las propuestas del partido popular en materia de empleo para jóvenes, Rosell opina que les “están trayendo unos tochos tremendos”.
Rosell aboga por “un contrato simple, en tres líneas, sin bonificación, con un periodo de prueba y que a partir de ahí sea indefinido y con unas condiciones de salida pactadas en función de los años que se haya estado”. Según él, estas condiciones “pactadas” facilitarían el despido llegado el momento; en este contrato se excluirian a los jóvenes que se acogerían a los minijobs.
Durante este encuentro, Rosell tambien tuvo palabras para los funcionarios, sobre los que que opina que “hay grasa en todas partes”, y, aunque no sabía “cuántos funcionarios sobran”, dijo que “¿300.000?, ¿400.000?”. Después de este baile de cifras hipotetizó que : “A lo mejor es mejor ponerles un subsidio a que estén en la Administración consumiendo papel, consumiendo teléfono y tratando de crear leyes. Eso tiene un coste tremendo”. No dejó muy claro que tipo de funcionarios “sobraban” (profesores, médicos, enfermeras, policías…).
Otro tema sobre el que se pronunció en esta conferencia fueron los escandalosos datos de desempleo. Para él, la Encuesta de Población Activa (EPA) «de los seis millones de parados no es verdad. Es una estadística de 65.000 personas que hacemos desde hace muchísimo tiempo”, dijo Rosell con contundencia, aspereza y muchas imprecisiones. Con esta opinión, el presidente de la patronal se pone en contra de la practica totalidad de los expertos que consideran la EPA la mejor herramienta para medir el desempleo ya que sigue la metodología europea del eurostat y tiene en cuanta el mayor abanico de variables. “Para saber los parados lo mejor es ir al registro, a los que se apuntan” dijo en referencia al registro del Instituto Nacional de Empleo (INE), al que la mayoría de los expertos no consideran más que un mero registro administrativo.
La diferencia entre la EPA y el INE es sencillamente que la EPA contabiliza los parados que no están apuntados al registro del paro. Actualmente se considera que el número de parados asciende a casi 6 millones, aunque en los registros del INE solo constan 4.980.778, esta diferencia de un millon es la gente que no está apuntada al paro, lo expertos dan mucha mayor credibilidad a la EPA porque conocen la existencia de secotres que no tienen tanta necesidad de apuntarse a las listas del paro y porque al clcular la EPA no hace falta la voluntariedad del parado a la hora de decidir aputarse a un registro o no.
Rosell, después de hacer una crítica con gran vehemencia contra la EPA y defender el INE, al ser preguntado por la gente que no estaba apuntada al INE respondió que “hay muy pocos” parados que no se apunten, y para apoyar esa información sentenció que “hay quienes no tienen intención de trabajar y se apuntan, como los amos y amas de casa cuando en la crisis han visto que hay posibilidad de obtener alguna cosa por estar apuntados”, poniendo así en entredicho la fiabilidad de l registro del INE después de haberlo defendido durante todas su intervención, ya que precisamente la EPA sí tiene en cuenta esto.