Brutalidad policial en Sants.
Fotografía de @Fotomovimiento.
(Difusión, por favor) pic.twitter.com/BbK5fgDbmk— Rubén González (@rubenglez) 27 de mayo de 2014
Sucedió sobre las 20 horas, cuando varias unidades de los antidisturbios de los Mossos (Brimo) se desplazaron a la plaza de Sants –un total de 14 agentes– para asegurar el orden público en la zona ante los altercados que se habían producido los días anteriores.
Pese a que el ambiente en la plaza era pacífico y «sin que existiera conato de violencia alguno», los agentes comenzaron a dispersar a la gente siguiendo órdenes de sus superiores, según el fiscal.
En este contexto, una agente pidió a la víctima, que circulaba en bicicleta, que abandonara el lugar pero, ante la negativa del joven, le golpeó con la defensa varios golpes disuasorios en las piernas.
Fue entonces cuando el acusado acudió a ayudar a su compañero y, «con intención de menoscabar la integridad física» del joven, le dio en la cabeza causándole una herida en la oreja que necesitó de puntos de sutura y le dejó una cicatriz poco visible.
LA ACUSACIÓN PIDE SEIS AÑOS
«Atemorizada por la situación que allí se estaba viviendo, llamó a su pareja para que la fuera a buscar cuanto antes», sostiene la acusación, que explica que cuando el joven llegó con su bicicleta fue cuando se produjo la agresión.
En su declaración en sede judicial durante la instrucción del caso en noviembre de 2015, el mosso acusado reconoció haberle golpeado con la porra pero aseguró que su intención no era darle en la cabeza, versión que avaló su compañera como testigo.