Lo sabían dos semanas antes, estaban en el ajo. Para los policías que espiaban a Bárcenas no fue una sorpresa el intento de robo en su casa.
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Todo para que el falso cura pudiera hacerse con tres pendrives que contendrían, supuestamente, información comprometida que afectaría a Rajoy, Cospedal, Sáenz de Santamaría o Javier Arenas