Revela que habla en alguna ocasión con Rivera porque le ha llamado y que estaría dispuesto también a conversar con Sánchez.
González, que advirtió en 2012 al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de que debía tomar la «iniciativa política» en Cataluña –comenzaron entonces una serie de contactos en Barcelona y Madrid– cree que debería haberse evitado llegar a la «dimensión penal» del conflicto, algo que ya se ha vuelto inevitable.
Asegura que él habría sido partidario de aplicar el artículo 155 de la Constitución para parar la consulta soberanista de Cataluña del 9 de noviembre de 2014. Eso sí, ha dicho, en una versión «más restrictiva» que la que está vigente en la actualidad. En su opinión, entonces quizás hubiera bastado con suspender en sus funciones al entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Cuestiona la prisión preventiva
González ha señalado que, en general, la prisión preventiva es una medida que a él no le gusta. Y aunque reconoce que al juez del Supremo Pablo Llarena que instruye la causa «se lo están poniendo muy difícil» para que ponga a los presos del ‘procés’ en libertad, admite que él estaría más cómodo si fueran liberados.
Pero la insistencia del entorno de Puigdemont en llevar adelante una investidura a distancia del presidente cesado «conduce inmediatamente a que la instrucción que hay en el Supremo en contra de sus propios compañeros de ideología se enturbie aún más» porque pone de manifiesto un «propósito de no respetar la legalidad estatutaria», ha explicado.
Según González, las investiduras a distancia no es que no las contemple el Estatut catalán ni el ordenamiento jurídico nacional, sino que no existen en ninguna parte del mundo. «¿Podríamos proponer que un elefante fuera presidente porque no lo impide el reglamento?», ha ironizado.
En su opinión, es imperioso diseñar una estrategia para las pensiones, la educación, para «dignificar el trabajo», porque la única aportación genuinamente española para salir de la crisis ha sido devaluar los salarios.