El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha confirmado este jueves que el futuro de las nueve autopistas en quiebra, rescatadas con dinero público, será el de volver a privatizar su gestión una vez estén saneadas a lo largo de 2018.
Las empresas concesionarias de las autopistas, creadas para tal fin y controladas por la constructora, solicitan a la misma constructora que construya la autovía y le paga por la obra a través de un préstamo que pide a los bancos. En el caso de quiebra posterior, la constructora ya ha cobrado por la obra y, según la RPA, el Estado debe hacerse cargo de la deuda, quedando los bancos protegidos.
Las nueve autopistas rescatadas, todas ellas proyectadas por el exmininistro de Fomento Francisco Álvarez-Cascos en la era Aznar, suman una deuda total de 3.200 millones de euros y el principal motivo de su quiebra se encuentra en el sobredimensionamiento en proyecto del tráfico previsto para estas vías, además de los sobrecostes en las obras, los sobrecostes en la expropiación de los terrenos sobre los que se construyeron las vías la pasada década y el desplome de sus tráficos durante la crisis.